Enero 2012

 

ENMIENDAS DE IU. SABIÑÁNIGO AL PRESUPUESTO DE ARAGÓN 2012

Izquierda Unida de Sabiñánigo  considera que el Gobierno de Aragón hace pagar a la Comarca del Alto Gállego unos costes excesivos para dar solución al vertedero de Bailín, siendo que la responsabilidad no puede atribuirse al municipio donde se encuentra y mucho menos a la Comarca del Alto Gállego.

De los 8.175.675 euros que se asignan a la Comarca del Alto Gállego en el listado de inversiones reales y transferencias de capital en los presupuestos para 2012 del Gobierno de Aragón,  6.000.000  van destinados a obras urgentes en dicho vertedero, con lo que queda para otras partidas  2.175.675 euros en la Comarca del Alto Gállego para el 2012.

Si tomamos como referencia nuestra Comarca vecina de la Jacetánia que  cuenta en esta misma partida de inversiones reales y transferencias de capital  con 6.343.880 euros, vemos que gran parte de las mejoras en proyectos que necesita Sabiñánigo y la Comarca del Alto Gállego no se abordan porque el dinero  se queda  en el vertedero de Bailin.

Izquierda Unida de Sabiñánigo ha enviado varias enmiendas a este presupuesto,  de forma que  permita abordar algunas inversiones que consideramos importantes:

– Presupuesto para la ampliación del centro de salud de Sabiñánigo……………… ….….1.000.000 euros

– Ampliación partida de Amigos de Serrablo de 30.000 euros a 200.000 euros………  ……170.000 euros

– Estudio de sistemas alternativos de explotación agrícola y ganadera en el pirineo……  …… 6.000 euros

– Adaptar zona de Pirenarium como centro de servicios sociales Comarcal………………. ….400.000 euros

– Desarrollo del Plan de comercio de Sabiñánigo…………………………………………..   …100.000 euros

– Cambio de  estrategia en Pirenarium……………………………………………..…………..1.000.000 euros

Fondo de compensación

-Ayudas al desarrollo de la Guarguera. Placas solares en Ceresola………………………… 100.000 euros

– Arreglo carreteras  de poblaciones de la Guarguera………………………………………………..300.000 euros

– Apoyo a instalaciones de energías renovables en viviendas y naves del Pirineo……….. 200.000 euros

– Apoyo actividades que generen empleo en poblados de la DGA en Sabiñánigo…………. 20.000 euros

– Construcción de un muladar en Sabiñánigo……………………………………………………12.000 euros

TOTAL           —————-            3.208.000euros

Con la incorporación de estas enmiendas, el total  de inversiones reales y transferencias de capital para la Comarca del Alto Gallego serían 5.383.675 euros, cantidad  inferior  a los fondos destinados a comarcas similares de nuestro entorno, y que nos correspondería si  se redujera la partida Comarcal destinada al vertedero. Esto demuestra que el Gobierno de Aragón está  echando gran parte del desarrollo necesario para  la Comarca del Alto Gállego, al vertedero de Bailín.

Es necesario recordar al Gobierno de Aragón que este territorio se vio muy afectado por la decisión de socializar el coste de transporte de la energía, motivo por el cual ha dejado de tener atractivo para la ubicación de industrias, y que los costes de corrección de un vertedero cuyo permiso de construcción lo dio el propio Gobierno de Aragón  debe ser también socializado y no cargado al territorio que sufre y ha sufrido  los problemas de esta decisión, que desde luego no puede considerarse compensada por el empleo que generó en su día.

Fdo: Federico Escobar Albertín . (Coordinador de IU en el Alto Gállego)

 

ESPAÑA ES UN ESTADO ACONFESIONAL

Declaraciones del presidente de Europa Laica: Francisco Delgado

EL JURAMENTO ANTE EL CRUCIFIJO, POR PARTE DEL JEFE DE GOBIERNO (MARIANO RAJOY) Y, POSIBLEMENTE, MAÑANA DE LOS MINISTROS, ES ANACRÓNICO E ILEGÍTIMO Y VULNERA, UNA VEZ MÁS, LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA.

Una vez más, el jefe del Estado y el jefe del Gobierno se inclinan ante un crucifijo, en un acto anacrónico y que ofende a millones de ciudadanos y ciudadanas, que no son católicos en este país.

El juramento o promesa del presidente de Gobierno (Mariano Rajoy) y, posiblemente, mañana de los Ministros se ha convertido en este tiempo de democracia y desde 1979 en un  acto confesional católico, al margen de la Constitución, hecho que deslegitima dicho acto.

Hay que repetirlo una vez más, la corona española, además de parlamentaria, es católica y romana e impuesta por el régimen anterior a 1976, aunque en su día formara parte de consenso constitucional de una parte de los políticos de la época, ha pasado suficiente tiempo, para que la ciudadanía, en quien reside -realmente- la soberanía, se replantee la forma de Estado y más, si nos atenemos a la opacidad de la institución, a su idiosincrasia hereditaria, y a su carácter confesional.

Europa Laica rechaza que un acto de esta naturaleza, que debería ser neutral en materia ideológica, en cuanto a convicciones individuales se refiere. Al igual que viene rechazando el uso de un símbolo particular como es el crucifijo, que nos merece todo respeto (como símbolo de los cristianos), pero que en este caso y en otros se impone, simbólicamente, al conjunto de la ciudadanía de forma palpable, cuando no todos son católicos.

Acto juramento Mariano Rajoy. P. Zarzuela. 21.12.11

¿Hacia dónde salta Europa?

En realidad, somos víctimas de un verdadero terrorismo financiero, manejado por ‘los mercados’ ANTONIO Aramayona, Profesor de Filosofía 14/12/2011

Leíamos el otro día que las decisiones adoptadas en la Cumbre de jefes de Estado de la UE en Bruselas eran «un salto para la Europa del euro», pero la noticia no aclaraba hacia dónde se daba ese salto y si también es posible que estuviese saltando incluso hacia alguna suerte de abismo. Se nos ha presentado el evento como una derrota de la «pérfida Albión» y un triunfo de los demás países europeos, pero cuando uno se pone a escarbar encuentra pocas razones reales para estar demasiado contento.

Aunque a nuestros gobernantes se les llena la boca de buenas intenciones de crear empleo, finalmente los montes han parido un ratón que poco o nada tiene que ver con la propaganda oficial. Repiten que solo se puede crear puestos de trabajo si se cuenta con la confianza de los únicos y verdaderos dioses del universo, los «mercados», para lo que previamente hay que reducir el déficit y la deuda pública. Callan, sin embargo, que la deuda pública española es menor que la de otros países supuestamente boyantes (de hecho, está por debajo de la media europea).

Silencian asimismo que la deuda que grava la economía española es la privada, principalmente la de los bancos, que los Gobiernos convierten en pública por medio de organismos, creados por decreto-ley, como el Fondo para la Adquisición de Activos Financieros (FAAF) o el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), instrumentos de rescate del sector financiero. Como botón de muestra, el 45% de la deuda soberana española pertenece a los propios bancos españoles, y los acreedores de los dos tercios del 55% restante son establecimientos financieros europeos, no españoles. Es decir, el 77% de tal deuda española ha sido adquirida por entidades financieras europeas, y sólo el 23% restante se halla en manos de establecimientos no europeos. En otras palabras, la deuda verdaderamente preocupante en España es la bancaria, que, por ejemplo, en 2012 deberá pagar 200.000 millones de euros a otros bancos europeos. ¿De qué Europa y de qué deuda nos han estado hablando entonces en Bruselas la semana pasada?

Lo cierto es que el nuevo y pingüe negocio de «los mercados» es la deuda, a través de cuya emisión se financia y recapitaliza a los propios mercados, mientras ellos mismos especulan con el aval del Estado. Cuando leemos en grandes titulares «Europa, ahora o nunca», resulta difícil saber a qué Europa se están refiriendo y qué significado real tiene ese ultimátum. ¿Volvería hoy el Consejo de Europa a decidir como himno de Europa el An die Freude de Schiller y la Novena Sinfonía de Beethoven? ¿Su bandera tendría aún doce estrellas como símbolo de perfección, unidad y completitud? ¿Su lema seguiría siendo «unida en la diversidad», sin que sonara a demasiado sarcástico?

En realidad, somos víctimas de un verdadero terrorismo financiero, manejado por «los mercados», es decir, por los grandes bancos y compañías de seguros, etc. que juegan al Monopoly con fondos especulativos de inversión, de pensiones, fondos soberanos, fondos de alto riesgo, etc., que han conducido finalmente a esta quiebra económica y moral, llamada ahora «crisis».

Si se sigue escarbando, puede verse que las «medidas de ajuste» se reducen, de hecho, a 1) la «flexibilización (llamada también ¡»modernización»!) del mercado laboral (sin rubor alguno, la ciudadanía trabajadora ha mutado en pura mercancía); es decir, contratos basura y despido barato y libre; 2) la bajada de salarios (no de beneficios) y 3) la merma constante y progresiva de los derechos laborales, sociales y cívicos.

Ni una palabra, en cambio, de aumentar los impuestos de las rentas con mayores ingresos, de eliminar las ventajas fiscales de las rentas de capital que han obtenido beneficios sustanciosos, de nacionalizar las grandes empresas privatizadas en el pasado, de establecer un impuesto a las transacciones financieras (la economía real anual en el mundo crea una riqueza (PIB) de unos 45 billones de euros, mientras los «mercados» mueven capitales por un valor de 3.450 billones de euros: 75 veces lo que produce la economía real).

¿Por qué no empiezan por recortar, por ejemplo, los 10.000 millones de euros que percibe anualmente la iglesia católica del erario público, o los 30.000 millones de euros (3% del PIB español) que nos cuestan los «programas especiales de armamento», con la consiguiente deuda del Gobierno español por 26.000 millones que no puede pagar o los 400 millones anuales que cuesta mantener operativas esas armas? ¿Por qué las televisiones públicas, cargadas de deudas año tras año y costeadas con el dinero público de toda la ciudadanía, pagan millones y millones de euros por participar en los derechos televisivos de la Liga española de fútbol y de la Champions League?

¿Quién puede creerse ya que salimos ganando si cada vez estamos más empantanados en una Europa dirigida por los mercados y los mercaderes, en detrimento de la ciudadanía?

 

“El laicismo es emancipación” Javier Pagola

Rafael Díaz-Salazar profesor de la Universidad Complutense de Madrid, es docente en el Instituto de Estudios Internacionales (ICEI) y el de Desarrollo y Cooperación (IUDC) de la misma Universidad. Sobre el tema de esta entrevista es autor de una trilogía reciente: El factor católico en la política española (PPC), Democracia laica y religión pública (Taurus) y España laica (Espasa).

¿De dónde viene el laicismo? El laicismo es un movimiento emancipatorio, uno de los que más han contribuido a combatir la dominación y que lucha contra la persecución al pluralismo. Gracias al laicismo tenemos sociedades emancipadas de la dominación eclesiástica y más plurales. En sus orígenes, es un movimiento religioso, de inspiración cristiana, que fue impulsado por minorías protestantes perseguidas que se vieron obligadas a emigrar a Norteamérica y que, en el nacimiento de los Estados Unidos, tuvieron mucho cuidado en asegurarse de que lo que se iba a crear fuese una república laica.

¿Qué es, pues, el laicismo? Es un intento de articular la diversidad y el pluralismo en todas sus manifestaciones personales y colectivas. Es una crítica del clericalismo político, del intento por las castas sacerdotales de todas las religiones de teledirigir la acción del Estado. También es la defensa del pluralismo, de la autonomía del orden jurídico y político, de la dignidad y legitimidad de una moral autónoma, y de la libertad de conciencia. Además es la reivindicación de una cultura de tolerancia activa. El laicismo no sólo se opone a la dominación, sino que también es un humanismo que propone virtudes, se implica en la creación de ciudadanos y, por eso, le da muchísima importancia a la educación.

¿En qué medida, en nuestro país, éste es un tema pendiente? En nuestro país la laicidad es un problema que no hemos sabido resolver y, en buena parte, está relacionado con el modo en que abordemos el tema de la memoria histórica. El asunto viene de muy atrás, al menos desde los Reyes Católicos; tuvo virulencia extrema en los años de la Segunda República y la Guerra Civil y ha vuelto a la actualidad con el movimiento de apostasía, el matrimonio de homosexuales, la cuestión de los crucifijos en las escuelas o la asignatura de educación para la ciudadanía, sobre la que los tribunales han dejado en su sitio las pretensiones de los movimientos más conservadores. Estamos muy necesitados de una cultura de la tolerancia activa en que todas las personas y grupos sepan autolimitarse y escuchar a los otros. Hemos de practicar una amistad cívica entre personas y grupos que tenemos identidades, ideas y trayectorias culturales diferentes.

Aquí y ahora, ¿cuáles son los desafíos? Hemos de reconocer que somos diversos. Tenemos diferentes identidades lingüisticas, sexuales, políticas, ideológicas y religiosas y debemos aprender a convivir mediante el cultivo de la amistad cívica entre quienes tenemos diferencias. Hay que superar la pretensión de algunos eclesiásticos de que la religión católica es el núcleo de la identidad de España, pues produce enormes dificultades para el diálogo interreligioso y el reconocimiento de las aportaciones de las culturas ateas y agnósticas. La legislación se ha de fundamentar en una ética cívica de mínimos y los sectores confesionales deben reconocer el pluralismo moral de nuestra sociedad. Antes de legislar sobre asuntos delicados hay que hacer una cuidadosa deliberación ética. Tenemos que plantearnos cuál es el papel de la religión y de las iglesias en la vida pública. Hemos de tener en cuenta las implicaciones de la inmigración para activar el diálogo intercultural e interreligioso.

¿Son compatibles la democracia laica y la religión pública? El laicismo defiende la libertad religiosa, pero está en contra de las instituciones que dificultan el pluralismo de una ciudadanía diversa. Los fundamentalismos e integrismos religiosos radicales (llámense islamismo político, hinduismo identitario, judaísmo ultraortodoxo o cristanismo neointegrista católico o protestante) son una amenaza para la democracia y hay que enfrentarse a ellos para que no impidan el pluralismo y, desde luego, hay que rechazar sus intentos de que se legisle desde la verdad que dicen poseer. Pero no hay que olvidar que la religión es un asunto público. En esto coinciden todos los grandes clásicos de la sociología. Las religiones no deben privatizarse, han de tener una presencia en la vida pública y hacer aportaciones a ella pero, en democracia, tienen que autocontrolar su proyecto de hegemonía. No nacieron en ámbitos de laicidad y han de aprender a vivir en contextos laicos, sabiendo que existe algo inviolable: la libertad de conciencia.

¿Qué función y presencia pública tiene la religión? El proceso de globalización nos ha mostrado la gran fuerza social, cultural y política que tienen las religiones. Éstas ejercen un rol público importante en las democracias avanzadas. Hay dos formas de presencia pública de la religión y de las instituciones eclesiales. La primera -especialmente fuerte en Estados Unidos, Italia y España- constituye un fundamentalismo ético-religioso, con implicaciones políticas, heredero de los integrismos tradicionales. La segunda conecta la inspiración religiosa de transformación social con la producción de ciudadanía políticamente activa y la profundización de la democracia. Es una nueva forma de radicalismo social religioso vinculado con un cristianismo laico y republicano y con los movimientos por una globalización alternativa que confluyen en el Foro Social Mundial de Porto Alegre.

¿Las religiones juegan un papel social y emancipatorio? Dentro de todas las religiones hay tendencias plurales. Muchos movimientos religiosos contribuyen a la emancipación social. Pensemos en su actividad educativa y sanitaria, de atención a los más débiles o de promoción comunitaria en todo el mundo. Hoy, significados pensadores laicistas franceses como Regis Debray, Edgar Morin o Frederic Lenoir piden que se tenga un mayor conocimiento y comprensión del fenómeno religioso. Es muy poco lo que se sabe en nuestro país de fenómenos emancipatorios religiosos como el ecobudismo que trabaja con los más pobres, el hinduísmo gandhiano que alienta al movimiento Vía Campesina, el judaísmo pacifista, el feminismo islámico o el cristianismo republicano que tiene ramas evangélicas, anglicanas y protestantes. En nuestro país esta realidad del rol emancipatorio de las religiones no se conoce mucho, pues la información religiosa en los medios de comunicación es muy pobre, está muy clericalizada y muy concentrada en asuntos relacionados con los obispos.

¿Los símbolos y el lenguaje políticos precisan un toque de laicidad?Todos necesitamos aprender la cultura de la tolerancia activa, que es la piedra angular de la laicidad. No deberíamos utilizar nuestras señas de identidad simbólica como armas arrojadizas de negación de otras identidades. Los países, incluso los microminipaíses, son plurales y, por lo tanto, países arco-iris. Hay que evitar las guerras de banderas. Expresemos nuestros símbolos y veámoslos como complementarios. Aprendamos a convivir en la sociedad civil. ¿Cuál ha de ser el estatuto jurídico-político de esa diversidad? Esa es otra cuestión. Pero ¡cuánto avanzarían España, Navarra, Euskadi, si cada identidad comunitaria dijera: tengo límites! Nadie debería pretender tener en exclusiva una patria o monopolizar la cultura de un país. Laicidad es sentido del límite y capacidad de aprender del otro.

¿Qué puede pasar en el mundo árabe con este tema?Sin laicidad, no hay un futuro alternativo para el mundo árabe. Antes de las elecciones, hay que redactar constituciones que impidan la imposición del fundamentalismo islámico. El mundo árabe es plural, el islam es plural, en los países árabes existen otras religiones. La laicidad del Estado es la única que hace posible que ese pluralismo no sea reprimido y pueda desarrollarse.