Abril 2011

Izquierda Unida de Sabiñánigo Reclama al Gobierno de Aragón  que asuma su responsabilidad de adjudicar las plazas concertadas con las residencias de personas mayores.

            Izquierda Unida considera inadmisible que se recorte la atención social a los colectivos más desfavorecidos. Debemos recordar que las plazas concertadas se asignan a personas que tienen dificultades para acceder a estos servicios por tener unos niveles de ingresos que no son suficientes para acceder a plazas libres.

Para Izquierda Unida es una contradicción que el Gobierno de Aragón  haya ampliado las plazas concertadas con las residencias, doblando en algunos casos las existentes anteriormente, para luego nos adjudicar personas ni siquiera para las plazas concertadas que ya se tenían con anterioridad a la ampliación.

            Queremos dejar claro que hay mucha demanda de plazas concertadas entre la población de personas mayores, incluso las que ya están dentro de las propias residencias, por lo que la no asignación de personas para cubrir estas plazas concertadas es únicamente responsabilidad del Gobierno de Aragón, quien en su línea de priorizar recortes de gasto, tiene la lamentable destreza de reducir a los colectivos más desfavorecidos y no buscar nuevos recursos en quienes siguen acumulando fortunas en medio de la crisis.

 

‘COMUNICADO DE LA ASOCIACIÓN LAICA DE RIVAS SOBRE ALGUNAS CONFUSIONES DE IDENTIFICACIÓN ENTRE LAICISMO Y ATEISMO’

 

En relación con recientes acontecimientos protagonizados por algunos colectivos ateos que han sido categorizados como supuestos actos de laicismo radical por colectivos confesionales, de forma equívoca y malintencionada, la Asociación Laica de Rivas Vaciamadrid declara:

1.- El laicismo, es un movimiento social que pretende crear las condiciones políticas y jurídicas para el pleno ejercicio de la libertad de conciencia. Por tanto, por su propia naturaleza, se enfrenta frontalmente con toda posición que desde el Estado o desde la sociedad pretenda restringir cualquier manifestación de dicha libertad.

2.- En consecuencia, al no ser el laicismo una cosmovisión ni una creencia, no ofrece criterios normativos sobre lo que debe o no debe creerse, o sobre el carácter de veracidad de cualquier creencia o convicción, sea ésta filosófica, política o religiosa, ni interfiere en el libre ejercicio que adopte la exteriorización de cada conciencia individual, ya sea a través de actos o ritos de naturaleza civil o religiosa.

3.- El movimiento laicista no admite, por su propia naturaleza, ningún tipo de adjetivaciones peyorativas. Contra los que pretenden asociarlo a hostilidad ante la religión o ante la práctica de ésta por parte de personas con dichas creencias, declaramos, una vez más, la absoluta falsedad de este argumento.

4.- Nuestro estilo de trabajo se caracteriza por la extensión, la difusión y la práctica seria y consecuente de los principios que defendemos, sin recurrir a fáciles provocaciones que puedan interpretarse como hostiles a ninguna creencia ni convicción.

5.- El laicismo se sitúa frontalmente en contra de los privilegios económicos, políticos, sociales y simbólicos que la Iglesia católica detenta merced a una legislación, a nuestro juicio anticonstitucional, que conculca la libertad de conciencia de tod@s l@s ciudadan@s, la igualdad ante la ley y la no discriminación por motivo de las creencias individuales.

6.- Por eso seguiremos denunciando la pervivencia de unos Acuerdos con la Santa Sede que se impusieron, con nocturnidad y alevosía, sobre la Constitución y sobre toda la legislación civil española. Por eso seguiremos pidiendo la derogación de la Ley Orgánica de Libertad religiosa y su sustitución por una verdadera Ley de libertad de Conciencia. Por eso seguiremos denunciando los privilegios que en el Código Civil se otorgan a las creencias religiosas, a partir de los cuales se trata como delincuentes a personas que expresan sus ideas libremente.

7.- Ello nos lleva a denunciar dichos privilegios, y concretamente la presencia confesional católica, en el ámbito de la Administración del Estado, en las instituciones públicas (hospitales, universidades, escuelas públicas, judicatura, conmemoraciones institucionales,…) y en los comportamientos de unas autoridades públicas que, precisamente, deberían de ser custodias de este supuesto carácter aconfesional del Estado, hoy manifiestamente ignorado.

8.- Asimismo, seguiremos trabajando en todos aquellos ámbitos donde la Iglesia católica, o cualquier otra confesión religiosa, intente imponer su moral particular en el ámbito social o en el de las instituciones públicas. En tal sentido, seguiremos luchando por el derecho a vivir sin imposiciones morales, por el derecho a vivir dignamente, así como también, por el derecho a morir con dignidad. En definitiva, por toda actuación que consideremos atentatoria contra los derechos humanos.

 

Asociación Laica de Rivas Vaciamadrid

 

Abril 2011