El peridodo de vigencia de la constitución posfranquista de 1978 ha llegado a su fin. Y no ha sido porque la población española lo haya decidido así. Es debido a que las élites político-económicas (bipartidismo, gobiernos, bancos y empresas, casa real, etc) no la han respetado nunca, pero últimamente la han maltratado sobremanera.
La corrupción, el amiguismo, el egoísmo y el caciquismo se han adueñado de las decisiones políticas. Una tras otra van produciendo sufrimiento en la población y éste es la obligación contraria de todo gobierno.
La Constitución de 1978 nació viciada por su influjo franquista y el refrendo de la población, cuando Juan Carlos ya había sido nombrado rey por el dictador, se debió más al miedo de perder la poca libertad ganada que de querer verdaderamente un rey como jefe del Estado.
Pero es ahora, cuando sus mismos creadores no la respetan, cuando el pueblo pide una nueva norma de convivencia. Esa norma sólo puede prosperar en un entorno republicano que rompa con muchas de las inercias delictivas de la vieja sociedad.
El sábado tenemos una nueva oportunidad de defender el derecho que el pueblo español tiene a decidir su futuro, con alegría y esperanza. Nuestro sistema de convivencia debemos determinarlo entre todos los españoles. No puede venir dirigido por la vieja casta política. Por eso es necesario el referendum. Exijámoslo pacíficamente. El día 2, tras producirse la abdicación del rey, salimos a la calle a pedir el referendum. No nos rendimos y saldremos también:
Zaragoza
Sábado 7 de junio
Plaza de España
20 horas