La soberanía alimentaria es esencial para que un pueblo tenga garantizada su alimentación. ¿Qué significa?
Según la Declaración de Nyéléni, Selingué, Mali 2007:
“La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo. Esto pone a aquellos que producen, distribuyen y consumen alimentos en el corazón de los sistemas y políticas alimentarias, por encima de las exigencias de los mercados y de las empresas. Defiende los intereses de, e incluye a, las futuras generaciones. Nos ofrece una estrategia para resistir y desmantelar el comercio libre y corporativo y el régimen alimentario actual, y para encauzar los sistemas alimentarios, agrícolas, pastoriles y de pesca para que pasen a estar gestionados por los productores y productoras locales. La soberanía alimentaria da prioridad a las economías locales y a los mercados locales y nacionales, y otorga el poder a los campesinos y a la agricultura familiar, la pesca artisanal y el pastoreo tradicional, y coloca la producción alimentaria, la distribución y el consumo sobre la base de la sostenibilidad medioambiental, social y económica. La soberanía alimentaria promueve el comercio transparente, que garantiza ingresos dignos para todos los pueblos, y los derechos de los consumidores para controlar su propia alimentación y nutrición. Garantiza que los derechos de acceso y a la gestión de nuestra tierra, de nuestros territorios, nuestras aguas, nuestras semillas, nuestro ganado y la biodiversidad, estén en manos de aquellos que producimos los alimentos.La soberanía alimentaria supone nuevas relaciones sociales libres de opresión y desigualdades entre los hombres y mujeres, pueblos, grupos raciales, clases sociales y generaciones.”La entrada de España en la Unión Europea no fue un acto altruísta, sino un acuerdo comercial por el que los países miembros (Alemania, Francia, Holanda, etc) permitían el ingreso de España con la condición de que España liberara totalmente la propiedad de las empresas (incluidas las públicas) al tiempo que desmontaba las industrias competitivas.
El resultado ha sido que ya casi no queda empresa nacional (la metalurgia es alemana, los lacteos franceses y holandeses, la industria agroalimentaria y la distribución francesa y alemana -un ejercicio es ir al supermercado a comprar margarina que no sea de la multinacional Unilever, o buscar la procedencia de las legumbres de las que España era gran productor-, el textil, peletero y zapatero desaparecidos, la energía renovable dinamitada desde Alemania, la automoción es alemana o japonesa).
Sin industria nacional no hay empleo estable y sin soberanía alimentaria el futuro es de hambre. En Latinoamérica, las exigencias del FMI en el último cuarto del siglo XX, llevaron a los países a los monocultivos monopolistas y a la pérdida de diversidad alimentaria que sólo podía suplirse con importaciones.
Con la quiebra económica que suele venir aparejada al cumplimiento de los criterios del FMI, las importaciones se resienten y el hambre se apodera de millones de personas. Tenemos la experiencia latinoamericana. Ellos han aprendido y han cambiado sus políticas económicas. Nosotros no y estamos aplicando las mismas políticas que a ellos les llevaron a la pobreza y la desigualdad. El final no puede ser distinto.
El día 7 de abril se inaugura la exposición: Soberanía alimentaria. Semana de lucha campesina 2014. Lugar: Centro de Documentación del Agua y el Medio Ambiente.