Las Marchas de la Dignidad 22M han conseguido inundar ayer por la tarde el centro de Madrid con una masiva marea obrera y ciudadana. Dos millones de personas han abarrotado las calles de Madrid. Cuando la cabecera avanzaba por Cibeles, el Paseo de Recoletos y la Plaza Colón estaban completamente llenos de gente. En ese momento la cola de la manifestación aún no se había movido de Atocha; hay 3 Km. de distancia. Dos horas después del comienzo (eran las 7 de la tarde), la mitad de manifestación aún se encontraba en Cibeles y, si avanzaba, era porque los manifestantes que habían llegado a Colón ya abandonaban la zona.
La ilusión y esperanza en un cambio político estaban impresos en el ambiente y las caras de los manifestantes, que no guardaron sus banderas después, al volver a casa. Banderas republicanas, de Izquierda Unida y de otras formaciones políticas y sindicales (como PCE, CGT, CNT, IA o PTE) y mareas (como STOP Deshaucios) inundaron Madrid durante todo el día, engalanando la capital de fiesta y alegría. Era la fiesta reivindicativa de un pueblo que sabe que es engañado por sus dirigentes, por unos mercenarios del gran capital internacional.
Sus peticiones bien simples y humildes: las personas antes que el dinero; pan, trabajo y techo para todos; sanidad y educación sin recortes (no somos precisamente el país de Europa que más gaste), no queremos a la Troika (donde va aumenta la pobreza) y tampoco queremos pagar la deuda que han creado empresas y bancos privados.