Estamos asistiendo a tiempos difíciles para lo público, que está siendo atacado desde las posiciones más liberales del espectro político. Aquí también. En nuestra ciudad, asistimos a la compra de un edificio a un particular (un conocido empresario) para rehabilitarlo con el objeto de prestar servicios públicos por un valor altísimo cuando contábamos con patrimonio municipal y de la DPZ en estado de ruina.
Precisamente ese inmueble propiedad de la DPZ, el Palacio de Egüaras, inicialmente reservado para usos públicos, se decidió por parte de Lambán (PSOE), con el acuerdo y la complicidad de Beamonte (PP) que sería la iniciativa privada quien lo convirtiese en una hospedería de lujo. Para ello, “echaron” a la empresa adjudicataria de la reforma inicialmente proyectada indemnizándola con más de 200.000 € (dinero público).
Como resultado del desinterés actual de la iniciativa privada en el proyecto hostelero, y el decadente estado del edificio histórico, el actual Presidente de la Diputación y Alcalde de la ciudad decide adjudicar la ejecución de la restauración de la fachada y la consolidación estructural por… ¡200.000 €¡¡¡, ¿para qué?. Adivínenlo… para reafirmar que el Palacio de Egüaras será… una hospedería. O sea que el Estado (lo público) gasta lo de todos, y alguien se lucrará. ¿Quién?
Por otro lado, el Ayuntamiento en Pleno aprobó el incremento del precio anual por encima de lo que a nuestro entender les corresponde a unos «pobrecillos», FCC, concesionaria del mayor (y más chapucero) contrato de servicios de la historia de la ciudad, que ni tan siquiera son capaces de tratar debidamente a sus trabajadores.
Con todo esto y alguna cosa más, ¿a quién subirán los impuestos, tasas y precios?…, Pues sí, a todos por igual.