De Guindos apunta contra la educación y la sanidad
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Un vez más el ministro de Economía Luis de Guindos ha anunciado las próximas medidas del Gobierno español ante la prensa extranjera en primicia. Es consciente de que es el hombre de Lehman Brothers en Europa, el agente de los mercados internacionales en el equipo de Rajoy, y ejerce de ello sin vergüenza alguna. Sorprende tan escaso patriotismo en la derecha española, hiperpatriotizada por lo general. Anunciar este tipo de medidas a través de un periódico alemán es la prueba palpable de la sumisión del gobierno de Rajoy a las órdenes de los mercados internacionales y, por supuesto, una falta de respeto al Congreso de los Diputados y, por tanto, a toda la ciudadanía del Estado español. Una evidencia más de que nos encontramos ante un gobierno que sirve a los intereses de los mercados en lugar de atender a las necesidades de la sociedad a la que se supone que debería proteger y representar.

En esta ocasión Mr. De Guindos ha cruzado la raya, apuntando sus cañones contra la sanidad y la educación, a las que amenaza con ser objeto de “las próximas reformas”. Resulta inadmisible que los servicios públicos básicos entren dentro del paquete de medidas para superar la crisis económica cuando se trata de cuestiones intocables
si se quiere garantizar la cohesión social. Se trata de un nuevo ejemplo de cómo, con la excusa de la crisis, el PP intenta desmantelar lo que queda del estado de bienestar.

En nuestra opinión, no se puede salir de la crisis sin cohesión social y eso es precisamente lo que se logra con unos servicios públicos de calidad. La educación y la sanidad son derechos básicos que no pueden incluirse en un paquete de medidas que persiga sinceramente salir de la crisis. Sanidad y educuación deberían ser intocables.

De Guindos tiene que comparecer de forma inmediata en el Congreso de los Diputados para dar una explicación acerca de sus polémicas declaraciones e intentar aclarar qué se oculta tras esa apelación a la reforma de la sanidad y la educación, que no podemos olvidar que son servicios públicos fundamentales.