Artículo de Adolfo Barrena publicado el 11 de enero de 2022 en Arainfo

Es esa expresión que se utiliza para señalar el hartazgo y aburrimiento ante algo que se repite vez tras vez. Viene el comentario al hilo de esa artificiosa cortina que la derecha, tanto la mediática como la económica, y algún que otro prócer socialista, han montado utilizando el bulo de los “ataques a la ganadería aragonesa” que ha cometido el Ministro de Consumo, Alberto Garzón.

Una vez más, y van muchas, se monta una tramoya con la que se engaña al personal, un trampantojo que ayuda a crear una falsa realidad. Una vez más vuelve la burra al trigo.

Casualmente se organiza esta opereta recién alcanzado un acuerdo tripartito sobre la reforma laboral, y al día siguiente de conocerse los datos del paro, que vienen a demostrar la falsedad de las apocalípticas afirmaciones de la patronal, y de las derechas, de que subir el SMI destruía empleo. Apoyándose en la fauna tertuliana marcan agenda y consiguen que, en vez de hablar de esas buenas noticias, se hable de ese comunista que es Garzón, que no tiene otra cosa que hacer que “agredir” al sector ganadero. Aquí vuelve, también, la burra al trigo, porque los anuncios de la debacle económica que íbamos a sufrir con el escudo social, con los ertes, con la “no bajada de impuestos”,… tan solo han puesto en evidencia a quienes, por encima de todo, necesitan que fracase el Gobierno. No encajan otro fiasco más, no quieren correr el riesgo de que gente vea que ese gobierno rojocomunistabolivariano no lo hace tan mal y, por eso, aunque la famosa entrevista es de hace unos días, la sacan ahora.

Mucha de la gente que está opinando, en esos púlpitos mediáticos y creadores de opinión, ni tan siquiera la ha leído. Si lo hubieran hecho, salvo coeficiente intelectual bajito, verían que lo que dice el Ministro de Consumo no es nada nuevo, que se sabe desde hace años y que, salvo negacionistas interesados/as, lo de las macrogranjas es un mal negocio para la mayoría de la gente y para el planeta.

Creo que no hace falta un master, aunque fuera regalado, para saber que la ganadería intensiva, las macrogranjas para que me entiendan mejor, apenas crean empleo, tiran los precios del sector, producen alimentos de muy baja calidad y son un serio y grave problema de contaminación que pone en riesgo la calidad de las aguas y la salud del personal. Un pequeñito inciso para aclarar que cuando hablamos, y habla Garzón, de macrogranjas no nos referimos a esas explotaciones ganaderas que, aunque no son extensivas, permiten la actividad ganadera a pequeñas instalaciones familiares.

Pero vuelve la burra al trigo. Hay que poner a parir a un Ministro que cumple con su obligación y hace afirmaciones sensatas y avaladas. Lo penoso es que en esos viajes de la burra entra, también, esa parte del Gobierno que se significa con una rosa en un puño. Están tan molestos y molestas con la parte minoritaria del Gobierno que, en cuanto pueden, le piden calma, moderación, tranquilidad y razón de estado.

Generalmente esas “razones de estado” tienen que ver con no molestar mucho. Recuerden esas discrepancias con el SMI, con la Ley de Vivienda, con las Pensiones, con la Ley Mordaza, con la Reforma Laboral, con investigar al emérito…

Ahora vuelven al trigo y se ponen del lado de las macrogranjas. Eso sí, nos cuentan que las defienden bien ordenadas y reguladas.

Uno de los adalides del ataque a Garzón es nuestro Presidente, D. Javier Lambán. Con él a la cabeza, y con la colaboración, o al menos el silencio, de sus socios de Gobierno, Podemos, Cha y Par, hemos visto muchas veces dar vueltas a la burra. Demos una vuelta por las “regulaciones y ordenamientos” de sectores que hacen: el de la nieve (machacando más el Pirineo), el de las carreras de motos que nos cuestan un ojo de la cara cada año, la alfombra roja puesta a multinacionales (todas preocupadas por el territorio, el medio ambiente y la ciudadanía) como Amazon, el apoyo a macromataderos y macrogranjas (las grandes), el desarrollo urbanístico propuesto en la zona inundable de la Expo…

Lamentablemente la burra vuelve al trigo en lo que se refiere a los servicios públicos (Aragón sufre uno de los mayores recortes en sanidad y educación), a la brecha digital (ese territorio comanche para las placas y molinos no tiene internet), al recorte de los servicios ferroviarios cambiados por algo tan ecológico como los autobuses, y podría seguir dando vueltas y vueltas.

Al final, como siempre, lo que estamos viendo es un debate imposible, por dos razones. La primera porque se monta sobre una mentira. Las declaraciones con las que se “argumenta” no son las que ha hecho Garzón y la segunda porque un debate serio no puede hacerse cuando no son razones lo que se esgrimen. Vuelve la burra al trigo y la mentira se arropa con el patrioterismo mendaz. ¿Cómo se va a Inglaterra para hablar mal de la carne española?. Y eso lo dicen quienes, como esa burra terca que va al trigo, van por Europa, Latinoamérica y medio mundo hablando mal del Gobierno de este país.