Los Pirineos, el Pirineo como lo llaman las gentes de la montaña, lanza un SOS desesperado, desgarrado. Dice que no aguanta más, que desaparecen sus glaciares que llevan años y años retrocediendo, que sus cumbres nevadas dejarán de tener su manto blanco, que su fauna y flora están en peligro, que sus ibones y ríos quedarán sin agua.

Lo vienen avisando, además de los ecologistas y las gentes con sentido común, los organismos científicos internacionales, españoles y aragoneses.

El último, el Observatorio Pirenaico del Cambio Climático (OPCC) que documenta y señala los impactos ya visibles en el Pirineo. Nos dicen que en 2050, si no hacemos nada, la temperatura subirá 1,2 grados centígrados lo que, además de las consecuencias citadas más arriba, significará un 50 % menos de nieve acumulada en sus cumbres.

Ello, como es evidente, significará que queda en grave riesgo la posibilidad de recarga de los acuíferos que, indefectiblemente, significará la reducción del caudal de fuentes, manantiales, arroyos y ríos.

Bien, mientras estos datos avisan del desastre natural que se avecina en apenas 30 años, tenemos a nuestro presidente, Javier Lambán, proponiendo esa salvajada que es la unión de las estaciones de esquí pirenaicas, Astún, Candanchú y Formigal. Importa poco que haya que destrozar espacios naturales como el Valle de Izas, o la Canal Roya. Importa poco que se esté amenazando la Reserva de la Biosfera de Ordesa (declarada así por la Unesco en 1977).

Importa, menos aún, los esfuerzos que se hace desde el movimiento ciudadano y ecologista para que el Pirineo aragonés, al igual que lo es el francés, sea espacio natural protegido.

Lo que importa para el Ejecutivo aragonés es mantener, contra viento y marea, el Grupo Aramón que, insisto en recordar, es una Sociedad Anónima en la que el 50 % es del Gobierno y el otro 50 % de Ibercaja. Mantener Aramón, aunque, año tras año, presente pérdidas millonarias que pagamos a escote, como las de Motorland. No importa que se agote la nieve, no importa que se agoten los acuíferos.

Lo más sorprendente, y prueba evidente del nivel de desinformación y oportunismo de nuestro presidente, es que a la vez que anuncia la unión de las estaciones de esquí dice, a bombo y platillo, que quiere hacer del Ebro el corredor verde más importante de la Península Ibérica. Ya nos explicará cómo.

Si no impulsa políticas urgentes y claras de lucha contra el cambio climático, de cambio de modelo de desarrollo económico y social para la montaña, si sigue apostando por el monocultivo del esquí, si no hace nada para remediar la pérdida de las reservas de nieve, ni agua, ni nada. El Ebro será un río muerto.

¿Se le olvida a Lambán que el Ebro depende del río Aragón, de los Arbas (por cierto uno pasa por su pueblo), del Gállego, del Alcanadre, del Ara y del Cinca y que sin nieve en la montaña dejarán de ser ríos y dejarán de aportar sus aguas al Ebro?.

¿Sabe Lambán que de esas aguas que vienen del Pirineo dependen los abastecimientos urbanos, las actividades de la agricultura y la ganadería y los abastecimientos industriales, además de la obligatoriedad de mantener los caudales ecológicos?.

Parece que no, que no lo sabe o que, si lo sabe, es un irresponsable oportunista que piensa, tan solo, en el día a día pero no tiene un proyecto para Aragón. Al menos no lo tiene para la montaña, ni para el agua, ni para la salud ambiental. Lo dicho, SOS Pirineos.

Álvaro Sanz, Coordinador General de IU Aragón.