Casa Palestina de Aragón

En mayo de 1948 se inició la operación de limpieza étnica más cruel conocida en tiempos modernos. Este hecho, conocido como Al Nakba, que en árabe significa catástrofe, calamidad o desastre, comenzó con la expulsión violenta de sus hogares del 78 % de la población palestina en los territorios donde se proclamó el régimen israelí. Hoy, y según cifras de la ONU, son más de
cinco millones las personas refugiadas palestinas que aún siguen sin poder retornar a su tierra. Este hecho no fue un acto aislado, sino que obedeció a un objetivo estratégico. La limpieza étnica se inició tras la constitución del Estado de Israel y continúa hasta nuestros días con acciones sistemáticas y bien planificadas tendentes a vaciar toda Palestina de sus habitantes históricos para ser reemplazados por ciudadanos extranjeros de religión judía procedentes de todos los rincones del mundo.


En este año 2022 la situación del pueblo palestino ha empeorado aún más si cabe, hemos visto en lo que va de año la ilegalización de numerosas organizaciones de la sociedad civil palestina, y el
empeoramiento de las condiciones de los casi cinco mil prisioneros palestinos. Estas últimas semanas hemos visto como Israel ha asesinado a numerosos palestinos y palestinas en Cisjordania y en Jerusalén, crímenes que lamentablemente pasan desapercibidos para la comunidad internacional.

Sin embargo, el pasado 11 de mayo el ejército israelí asesinó a la periodista palestina Shireen Abu Akleh en el campo de refugiadas y refugiados de Yenín. Trabajadora de Al Jazeera, era una profesional de la información muy conocida y respetada en Palestina y en el resto de países de mayoría árabe. Las imágenes de su asesinato, esta vez sí, han dado la vuelta al mundo, provocando indignación y vergüenza por lo atroz del crimen, tras el cual, Ran Kochav, portavoz del ejército israelí, justificó el asesinato de Shireen de la siguiente manera: «Si se me permite decir, están
armados con cámaras».

Por si no fuera suficiente, agentes armados israelíes atacaron a personas que asistían al funeral de la periodista asesinada, provocando una nueva ola de indignación mundial. Una de las cuestiones más importantes aquí es que lo ocurrido con el asesinato y el funeral de Shireen no es un caso aislado. Fuerzas israelíes han asesinado impunemente a más de medio centenar de periodistas desde el año 2000 –y, por cierto, también a más de 2.000 niñas y niños palestinos en los 20 primeros años del siglo XXI–.

La represión del derecho a la información es un objetivo de las autoridades e instituciones israelíes, quieren silenciar lo que ocurre en Palestina. Pero muy a su pesar, el asesinato de Shireen Abu Akleh ha recordado a todo el mundo la persistencia diaria de las atrocidades provocadas por la ocupación colonial.