Ayer, con premeditación y alevosía, Rajoy se montó un debate a la carta sobre pensiones. Lo hizo en el Congreso, donde está (se supone) la soberanía ciudadana. Se montó un debate para salir del paso, para intentar frenar la movilización que incendia las calles. Lo hizo con el populismo oportunista al que está abonado y lo hizo, también, para chantajear a los grupos políticos presentes en el Congreso.

Hizo un debate, pero no sometió a votación ninguna propuesta. Informó de cómo veían él y el PP el tema, lanzó un par de globos sin concretar y acabó vinculando las “mejoras” anunciadas a que haya presupuestos generales del Estado.

Vino a decir algo así como “si no me apoyan los presupuestos no podremos mejorar las pensiones y la vida de los/as pensionistas”.

Después de seguir atentamente el debate tenemos que decir que fue total y absolutamente decepcionante. Para nada dio respuesta a las demandas sociales y se mantuvo en sus posiciones.

Justificó su política y dejó claro que no tiene intención de recuperar la revalorización de las pensiones ligada al aumento del IPC, ni piensa derogar el factor de sostenibilidad que está incluida en la reforma de las pensiones que quiere hacer en 2019.

Invocó, una y otra vez, la falta de dinero para hacer realidad la revalorización de las pensiones y para garantizar la sostenibilidad del sistema público de pensiones.

Pero no es cierto que no haya dinero para subir las pensiones más allá del 0,25 %. Más allá del dinero que han regalado a sus amigos/as, del que han dejado evadir, de las amnistías fiscales,…Rajoy y el PP, y Ciudadanos, y la Patronal, y las derechas mediática y económica de este país, saben que el problema está en la política neoliberal que, impuesta por Europa y aceptada sin reparos, siguen.

Las pensiones públicas no estarían en esta situación si no se hubieran puesto en marcha políticas que destruyen empleo, que empeoran las condiciones laborales y salariales, que precarizan y que provocan una indignante, y estructural, devaluación social y salarial. De ello no habló Rajoy ayer.

Tampoco dijo nada de cómo el neoliberalismo ha profundizado la brecha existente en la redistribución de la renta entre la clase trabajadora y el capitalismo que protege y defienden Rajoy y sus gentes. Ni siquiera mencionó que el sistema fiscal español, similar al de los de países de nuestro entorno, consigue una recaudación entre 5 y 6 puntos menos que la media europea. Las evasiones fiscales, la economía sumergida y los “regalos fiscales” lo han permitido y, a lo que parece, Rajoy no piensa mejorar en este terreno tampoco.

Las pensiones deben estar en el centro de la política, no habrá solución si no hay cambio de políticas económicas y sociales.

En estos momentos es el Pacto de Toledo, pervertido por Rajoy, la herramienta de la que disponemos para trabajar una alternativa.

Para quien no lo recuerde hay que señalar que es ahí donde se garantiza la actualización anual al IPC, es ahí donde se crea el fondo de reserva que Rajoy, en cinco años, ha malgastado, es ahí donde se señala que, además de las cotizaciones, el Estado con los presupuestos de cada año, aportaría fondos.

Rajoy ha incumplido, y devaluado, el Pacto de Toledo que costó movilizaciones y lucha sindical y ciudadana conseguir.

Ayer, Rajoy, en vez de hablar de cambios profundos recurrió al oportunismo populista e hizo, sin concretar nada, el anuncio de dos medidas absolutamente demagógicas e inútiles para resolver el problema. Anunció una mejora de las pensiones mínimas y de viudedad, así como concentrar las ayudas fiscales en el IRPF para pensionistas y familias.

Es un insulto hablar solamente de mejorar las pensiones de viudedad que oscilan entre los 480 y los 740 € (en función de la edad y cargas familiares). No es una mejora miserable lo que necesitan sino una pensión digna. Es una tomadura de pelo anunciar medidas en el IRPF cuando el 60% de las pensiones están exentas porque su cuantía queda por debajo de los mínimos para pagar el IRPF. Esta medida, de llevarse a efecto, significaría una rebaja en el IRPF a las pensiones más altas que, por superar los mínimos fijados, deben declarar y pagar. Vamos, una vez más, una propuesta para quien más gana aunque, como en este caso, sea una pensión.

Por otra parte, además de oportunismo, estas propuestas, que no ha concretado, tienen trampa. Rajoy, en un acto de trilerismo político, las ha ligado a la aprobación de los presupuestos para 2018 que tiene bloqueados desde hace 6 meses y, con ello, quiere responsabilizar a los grupos parlamentarios. “Si no me votan los presupuestos, vino a decir, serán responsables de que no se mejoren las pensiones mínimas ni se rebaje el IRPF a los/as pensionistas”.

El sábado tenemos que salir a las calles para defender las pensiones, debemos salir todos y todas porque hablamos de las pensiones actuales y futuras. El sábado llenaremos las calles de lucha y movilización.