La Comisión de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de las Cortes de Aragón ha aprobado nuestra proposición no de ley por la que insta al Ejecutivo autonómico a adoptar una serie de medidas para mejorar la sostenibilidad de las explotaciones ganaderas con el control de la gestión de los estiércoles y purines, así como delimitar las condiciones para el desarrollo territorial y ambiental de esta actividad tan importante para Aragón. En la comunidad se producen 14 millones de cerdos al año, lo que la convierte en la primera productora de porcino de España con el 26% del total, habiendo experimentado el mayor crecimiento del Estado, llegando a representar el 3,5% del PIB aragonés.

El sector del porcino en Aragón es uno de los más importantes de nuestra economía y su desarrollo ha superado en velocidad la capacidad de legislar de la administración, por ello, y ante los problemas de contaminación de las aguas y otras afecciones ambientales que provoca esta actividad y que pueden ser “irreversibles” considera “urgente” desarrollar determinadas medidas para que estas explotaciones sean “sostenibles”.

Este es el objetivo de la iniciativa parlamentaria que ha defendido esta tarde nuestro portavoz, Álvaro Sanz, quien en su intervención ha recordado que durante las últimas semanas movimientos de colectivos sociales en zonas rurales se están rebelando frente a la implantación de grandes explotaciones de ganadería industria, como Bailo, Bulbuente, Malanquilla… y ha reclamado esta Cámara “no permanezca ajena”.

La tendencia al alza en la instalación de grandes explotaciones o aumento de la capacidad de las existentes, y una situación descendente en el caso de granjas pequeñas están suponiendo en la actualidad un desafío para el control de su adecuación ambiental”.

En el caso concreto de la contaminación de las aguas, el 24,2% de los municipios aragoneses están incluidos en la categoría de Zona Vulnerable del informe cuatrienal de aguas contaminadas o en riesgo de contaminación por nitratos de origen agrario que publica la Confederación hidrográfica del Ebro (CHE) para el periodo 2016 a 2019. Esta contaminación de las aguas está relacionada, en su mayoría, como consecuencia de los purines usados como fertilizantes y por otros impactos de la actividad del sector del porcino.

Para el diputado, la situación refleja que “no se está consiguiendo corregir y mitigar las afecciones que provoca la actividad , por lo que es necesario “pararse a pensar y planificar con una visión estratégica para un futuro sostenible”. “Estamos siendo testigos de cómo municipios de las tres provincias aragonesas como Huesa del Común, Moneva, Letux, Belchite o Lierta, tienen serios problemas o incluso llevan años sin poder utilizar el agua del grifo debido a la gran cantidad de purines que generan las explotaciones y esto es algo que se debe corregir y evitar que vuelva a suceder”, ha reclamado Sanz.

Ante la sobredimensión del sector, las dificultades técnicas y económicas para evitar sus efectos nocivos sobre la salud y medioambiente, y su difícil coexistencia con tejidos económicos más sostenibles, Izquierda Unida ha presentado esta Proposición no de ley que ha quedado aprobada con los votos de IU, PSOE, Podemos, CHA y PAR:

Las Cortes de Aragón instan al Gobierno de Aragón a:

  1. Elaborar una directriz específica de ordenación territorial, dentro del contexto de la Estrategia de Ordenación Territorial de Aragón, que unifique los criterios legales vigentes y planifique la implantación espacial del sector de la ganadería intensiva en coexistencia con otras oportunidades de desarrollo del medio rural.

2. Apoyar el uso racional de los abonos y el impulso del uso de estiércoles como fertilizantes y la gestión colectiva de estiércoles a través de los centros de gestión autorizados, de forma que se sustituyan progresivamente los abonos químicos por abonos orgánicos, incrementando la trazabilidad y automatización de la información relativa a su utilización.

3. Establecer los mecanismos necesarios para que el sector evolucione hacia explotaciones más sostenibles, menos densas e integradas con la agricultura y el medio ambiente. Incluyendo un sistema por el que los integradores asuman el coste económico del tratamiento de purines y que los convierta en fertilizantes manejables y transportables.
4. Limitar, al menos en los municipios incluidos en zonas vulnerables, la ampliación e instalación de nuevas explotaciones de ganadería intensiva.