Artículo publicado en Arainfo por Alberto Cubero (concejal del GM Zaragoza en Común y miembro de la colegiada de IU Aragón)

El discurso de Fin de Año de Lambán ha sido cómodo y a la ofensiva. Nos llama a aparcar las ideologías para que tan sólo opere la suya, la ideología dominante, que nunca se aparca y lo impregna todo. Se declara martillo de radicalismos, luz de consenso y espada del régimen.

Puede ser poco agraciado en la oratoria, es verdad que Lambán no seduce, pero practica y de manera exitosa el plan trazado por el régimen del 78 para sortear sus contradicciones y proteger los privilegios de las oligarquías económicas. En este contexto de crisis de gobernabilidad, una de las debilidades del régimen es que se consolide la mayoría de los PGE, en la que el PSOE se encuentra incómodo formando mayoría con fuerzas no neoliberales como UP, ERC o EH Bildu. Para evitarlo, el régimen apuesta por un gran consenso que incluya a Cs y expulse o, mejor aún, modere al resto de socios. Eso que es un deseo frustrado a nivel estatal, Lambán lo ha logrado en los presupuestos de Aragón con una facilidad pasmosa.

Somete a la izquierda sin librar combate, simplemente explotando sus debilidades, su dependencia del poder institucional y su miedo a salirse de la foto. Se gana a la derecha haciendo políticas de derechas que presenta como concesiones, cuando son claras convicciones. La necesidad de los votos del PAR para sumar mayoría fue como un regalo caído del cielo que le permite situarse como el facilitador y centro de una gran mayoría, a la que hasta el PP de Beamonte tiene complicado hacer oposición a un gobierno que ocupa su espacio político sin sonrojarse lo más mínimo. La propia patronal de la educación concertada en Aragón lo resumía muy bien en la última protesta contra la Ley Celaá, pedimos al Gobierno de Pedro Sánchez que se fije en cómo actúa Lambán.

El gobierno cuatripartito es todo un alarde de neoliberalismo y rancios valores patrios. Todo ello con la aquiescencia, en unas ocasiones, o el desconcierto en otras, de sus socios más a la izquierda, Podemos y CHA. El ejemplo del cambio de nombre del ICA por IMAR, defendido como un logro por Podemos, es un buen ejemplo de cómo lograr que la izquierda defienda las posiciones que históricamente había combatido. Se permite insinuaciones racistas de su Directora General de Vivienda mientras incumple su propia ley, los desahucios los tiene que parar la movilización popular y el “campamento justicia” llevan 6 meses en la plaza del Pilar. Destroza el Pirineo con la ampliación de Castanesa, mantiene los regalos fiscales que en la legislatura pasada aprobaron las derechas junto al PSOE, distingue a Schindler por su responsabilidad corporativa, después de deslocalizar la producción a Eslovaquia y despedir a 114 trabajadores, da subvenciones a la tauromaquia y riega de dinero público a la sanidad y la educación privada. Y aún con todo, aprueba los presupuestos con el mayor apoyo parlamentario de la historia.

Lambán vive cómodo, la única oposición de IU y los movimientos sociales es fácil de acallar en la opinión publicada. Tan cómodo vive que el discurso de fin de año nadie ha salido a criticárselo. Sin embargo, sí ha recibido elogios por parte de Cs, Daniel Pérez lo ha calificado de correcto y realista y ha alabado su moderación y sentido común. Nada más que añadir señoría. Un discurso sin una sola mención al feminismo, ni a la lacra de la violencia machista, ni siquiera un esfuerzo en lenguaje inclusivo. Es como si Lambán se esforzara en demostrar que es hombre, español y de derechas. Un martillo del radicalismo que hace oposición al Gobierno de España y sus aliados, que según él nos quieren hacer volver al cantonalismo de los arévacos y de los vetones o de los reyes de taifas.

Porque además de sus críticas francas y abiertas al Gobierno de España, Lambán está transitando otro camino divergente al del Gobierno de España. Le hace oposición de palabra y obra, construyendo otra gobernabilidad que incluye a Cs sin expulsar a nadie, porque todos se moderan. Esta sí es la gobernabilidad preferida por el régimen, no nos equivoquemos, su propuesta de máximos no era excluir a la izquierda surgida en este último ciclo, era domesticarla desde dentro de los gobiernos. Es mucho menos peligroso para el sistema. Lo que ocurre que hay parte de esa izquierda que está dispuesta a pasar por el aro y otra que resulta más cabezota, como Pablo Iglesias ante María Jesús Montero en los pasillos del Congreso.

La mejor prueba de que es la primera opción de gobernabilidad del régimen es la comodidad con la que lo hace Lambán a diferencia del Gobierno de España, el beneplácito de las fuerzas de las derechas y los poderes económicos aragoneses con su estrategia. Casualmente otros barones derechosos del PSOE también han construido la misma gobernabilidad con Cs en sus presupuestos autonómicos, como Vara en Extremadura o Page en Castilla la Mancha. Y es que Lambán y sus compinches no sólo la quieren construir como una peculiaridad regional, quieren con ella evangelizar a la mitad del orbe e imponerla en toda España. Porque él es también espada del régimen del 78.

Nos recuerda Lambán en su discurso de fin de año, que es esa moderación y consenso del que él es origen y garantía, luz de la que emana, el que trae a las grandes empresas como Amazon. Y por eso le perdona impuestos declarándolo PIGA y le regala la construcción de un parking de 9 millones de euros. En esto se entiende perfectamente con otro representante de la oligarquía, Jorge Azcón, quien reconoció sin sonrojo que a Amazon le agilizaban los expedientes.  Ni una palabra de cambio de modelo productivo o de cómo hacer frente al reto de la electrificación de la automoción, por parte de un territorio cuya economía depende de la fabricación de coches con motor a combustión. Tampoco una sola referencia a las numerosas fábricas que poco a poco van cerrando, la última Schindler con 144 trabajadores. Amazon y el outlet de Pikolin para dar la puntilla al pequeño comercio y la ampliación de Castanesa para destruir la montaña, como baluartes de un modelo de desarrollo insostenible y generador de precariedad y pobreza. Eso también es el régimen del 78.

Se autoproclama de firmes convicciones socialistas, pero tan solo un minuto antes en su discurso rechaza el frentismo de derechas y de izquierdas que tan nefastas consecuencias ha traído en la historia de España. Para Lambán el golpe fascista del 36, la guerra civil y los 40 años de dictadura son eso, frentismos de izquierdas y derechas dónde ambos bandos se sitúan en el mismo plano de responsabilidad. Lambán quiso utilizar con toda intención del mundo, una frase similar a la del discurso de nochebuena del rey Felipe una semana antes, que calificó a la dictadura franquista como un periodo de enfrentamientos y divisiones. Pero una cosa es que la diga el rey que puso Franco y otra un secretario general del PSOE.

Porque no es un desliz, esto no es el fragor de un debate parlamentario, es un discurso corregido y ensayado. Y es que mientras el régimen basaba su gobernabilidad en el bipartidismo, el PSOE podía jugar su papel de partido de régimen y permitirse decir eso de las convicciones republicanas y hasta enorgullecerse de su historia antifascista, aunque sólo fuera simbólicamente. Pero ahora que la apuesta de gobernabilidad es un gran pacto de estado con la derecha en una transversalidad por arriba, si hay que poner a fascistas y antifascistas en el mismo plano para facilitarla, no lo dudemos, Lambán lo hará, aunque tire por tierra la historia de su propio partido. Lambán es eso, el PSOE que la nueva fase del régimen necesita y que Pedro Sánchez no puede poner en práctica por una aritmética parlamentaria que se lo impide y porque sus aliados del Congreso, son mucho más cabezones en la defensa de la mayoría social que los de Lambán en el Pignatelli.