La reforma exprés de la Constitución es el canto de cisne del Gobierno del PSOE que baila al son de los mercados. Esta es la constatación de que España vive sometida a un pacto de bipartidismo feroz en el que ni PSOE ni PP tienen interés alguno en preservar el Estado del Bienestar. La intención de acometer la reforma exprés de la Constitución en un mes y sin referéndum es intolerable.

Con toda la urgencia y legitimidad de un Congreso de los Diputados a punto de ser disuelto, el Gobierno prosigue una caída libre hacia el liberalismo. No convencen ni el procedimiento de reforma ni su objetivo. Desde Izquierda Unida insistimos en que hay que tomarse en serio la participación ciudadana y el referéndum es una de sus máximas expresiones. Debería ser vinculante cuando se está decidiendo sobre algo tan importante como el techo de gasto.

Para Izquierda Unida la prioridad ante una reforma constitucional sería la modificación del Título VIII, en el que se establece el modelo de Estado o las competencias de las comunidades autónomas. También está  pendiente la reforma del Senado para que sea verdaderamente una cámara de representación territorial y no sólo una de segunda lectura, así como pasar página y renunciar a la monarquía para dar un paso hacia el Estado Republicano.