Javier Baena se dirige al director del Heraldo de Aragón para denunciar su situación

España y en concreto Aragón vive una crisis migratoria desesperante para los municipios rurales. De ahí el término la España vaciada.

Embid de Ariza sufrió la crisis migratoria del campo hacia la ciudad en la década de los 50. Según el Instituto de Estadística de Aragón, de ser 574 en 1910, hemos pasado a 31 en 2021. No todo está perdido, la Covid-19 ha tenido su punto positivo en la afluencia y regreso de la gente al campo. Numerosos jubilados han decidido volver a sus antiguas casas, cadieras, campos y corrales. La casi extinta circulación por territorio intercomunitario ha dado lugar a que los pueblos sea destino vacacional preferido. Además ha sido residencia y oficina de teletrabajo.

Todos estos aspectos han generado que algunas personas como yo hayamos decidido fijar residencia en el lugar de ensueño y solicitar el empadronamiento. Es un regalo para los ayuntamientos que se encuentran en “la provincia de Zaragoza, que suma más de 80 localidades en riesgo extremo de extinción” (Pérez, R., 2018).

Pero Embid de Ariza es diferente. Quizás sea el Ayuntamiento donde el alcalde denuncia en febrero de 2021, en un periódico comarcal, que “no nos hacen caso porque somos 40 vecinos y estamos pegados a Soria” mientras niega el empadronamiento bajo el escrito “en este municipio no se le deniega a esta única persona. Otras, han intentado empadronarse”. Cruelmente, si autocitase las propias palabras de la autoridad del municipio veríamos el resultado de un incesante monólogo entre el sí y el no. El denominador común es el mismo: un resultado negativo en la lucha contra la despoblación rural que tanto nos acucia.

Con este escrito en forma de llamada de auxilio. y queriendo concluir con el título, puedo confirmar que para empadronarte en Australia necesitas simplemente conocer el idioma, una carta de presentación, un seguro médico y contratar un curso o tener un trabajo remunerado. Sin embargo, a 124 km de Zaragoza, en Embid de Ariza, no te sirve ni residir allí, ni tener fibra óptica, ni pagar los gastos de luz y agua, ni mantener un domicilio, ni tener descendencia para luchar contra la despoblación.

Javier Baena