Llegó Cañete, compareció en el Congreso, leyó, casi sin respirar, decenas de folios y puso patas arriba toda la política ambiental.

Con el mismo estilo autoritario de aquellos tiempos en los que decía que las cosas se hacían invocando atributos personales soltó su manual neoliberal y puso el cebo del trasvase sabiendo que, al menos en esta tierra, haciendo una mera insinuación sobre esa posibilidad, ya no se habla de otra cosa.

Evidentemente, lo diré una vez más, ¡¡NO AL TRASVASE¡¡, a ninguno. Pero, una vez reafirmada la posición que, desde los tiempos de Felipe González y Borrell, tengo, diré que es más preocupante todo lo demás que dijo Cañete que lo del trasvase.

Cañete sabe, creo que lo sabemos todos y todas, que no habrá trasvase. No es posible hacer transferencias de recursos de una cuenca a otra, porque así lo impiden la normativa comunitaria y la estatal. Recordemos que la directiva del agua y los requerimientos comunitarios van en la dirección de aplicar criterios de sostenibilidad ambiental a la gestión del agua.

No es posible, en tiempos de ajuste duro y recorte de la inversión pública una obra tan faraónica. Es absolutamente increíble que desde un organismo o administración pública se aborde la inversión necesaria. Recordemos que Europa, con total acuerdo entre la socialdemocracia y la derecha, ha impuesto el ajuste duro y el techo de gasto. ¿Se le olvida a Cañete, al PP, al PSOE que han elevado a la categoría de constitucional el ajuste duro que prohíbe la inversión pública?.

Cañete, como buen peón de Rajoy, lanza una cortina de humo que desvía la atención. La desvía, en primer lugar, del verdadero y grave problema que tenemos que no es otro que el paro y el empobrecimiento generalizado de la población.

Pero, además, el árbol del trasvase impide ver el bosque neoliberal que Cañete anuncia en sus 66 medidas. Apenas nadie se ha dado cuenta de que el PP anula los Planes de Desarrollo Rural Sostenible que, en lo referente a Aragón, es añadir un recorte más al de los fondos Miner.

Anunció una revisión de todos los Planes Hidrológicos, lo que significa retrasar más su presentación y asumir las consecuencias que ello conlleva. La UE ya ha sancionado a España por no cumplir el plazo dado. Llevamos dos años de retraso para presentar los 25 Planes de Cuenca y añadir más retraso significará más sanciones y problemas para que lleguen fondos europeos para programas de desarrollo rural. Otra grave consecuencia para Aragón de la que nadie habla.

Se pronunció claramente a favor de no cumplir las obligaciones de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero lo que, una vez más, implicará sanciones y es claramente coincidente con la política energética que defendió el Ministro de Industria cuando, además de confirmar que no habría fondos para las comarcas mineras, cerró la puerta al desarrollo de las energías renovables. Otro palo más y más inmediato que lo del trasvase y con el Aragón ve frenado uno de los pocos sectores que están contribuyendo a la creación de empleo y a evitar una caía más rápida del PIB aragonés.

Arias Cañete, y también creo que debería merecer reflexión, vino a demostrar en sus más de tres horas de comparecencia que el Medio Ambiente debe estar al servicio del desarrollo económico. Por eso habló, y nadie ha dicho nada, de modificar la normativa de Parques Naturales y de la Red Natura 2000. ¿Se imaginan que Ordesa, o Posset-Maladeta, o Gallocanta, o cualquier otro espacio protegido puedan ser habilitados para desarrollos urbanísticos al igual que todo nuestro litoral?. Añado esta reflexión porque las propuestas del ministro venían a decir claramente que, siguiendo el modelo neoliberal, el Medio Ambiente va a estar al servicio del modelo económico y productivo. Pero ese modelo económico y productivo es el que nos ha llevado a los millones de parados y paradas, el que ha causado la crisis que sufrimos.