Artículo del Área de Mujer de IU Aragón publicado el 19 de febrero de 2021 en Arainfo.

«No queremos que se siga cuestionando a las mujeres con discapacidad”, así de contundente es el mensaje de la Asociación Aragonesa de Mujeres con Discapacidad (Amanixer) y desde IU Aragón nos unimos a ese basta ya. A ese basta de revictimizar y cuestionar a las mujeres con discapacidad porque, como bien dice Miriam Herrero, presidenta de Amanixer, “no se deberían poner en duda nuestros testimonios, ni porque seamos mujeres ni porque tengamos discapacidad”.

La doble discriminación, el doble descrédito que azota a las mujeres con discapacidad, por ser mujer y por tener una discapacidad, ha salido a la luz una vez más. Desde el Tribunal Superior de Justicia de Aragón se ha decidido absolver a un hombre al que se denunció por agresión sexual. Consideran que la víctima cambia el relato “en aspectos sustanciales”, pero que el presunto agresor haya mentido inicialmente no hace mella, salvo para la validez de las palabras de una mujer que tiene síndrome de Asperger.

“Tenemos que luchar para que nuestras declaraciones no sean cuestionadas y para que se faciliten los mecanismos oportunos y adaptados a las necesidades de cada una para recoger nuestras declaraciones en igualdad de condiciones”, verbaliza Miriam Herrero en nombre de mujeres aragonesas con discapacidad.

Desde este colectivo piden a los medios de comunicación que no se realicen juicios de valor en este tipo de informaciones. Recordamos la noticia del 4 de febrero en el que un periódico aragonés elegía el verbo “acostarse”, en lugar de referirse a la falta de consentimiento, y que apuntaba al alcohol como excusador de todo tipo de delito de violación o agresión sexual y, como siempre, de condición culpabilizadora hacia la víctima.

En julio del pasado año, una mujer con discapacidad fue brutalmente violada en la ciudad de Zaragoza. En ese caso, el tratamiento informativo, que tiende a alimentar la tendencia general, poco ayudó a frenar el: ¿y qué hacía ella en ese lugar?

“A pesar de la buena acogida de las campañas en torno al no es no o solo sí es sí que pretenden visibilizar la ausencia de respeto al consentimiento de las mujeres en las relaciones sexuales, en nuestro país aún está presente la cultura de la violación, es decir que es aceptada y normalizada”, afirma Marga Deyá, coordinadora del Área de Mujer de IU Aragón.

Esto se refleja en culpar a la víctima y es que son ellas quienes deben “tener cuidado”, en seguir viendo a las mujeres como objetos sexuales que generan un deseo irrefrenable y la trivialización de la violación, es decir, justificarla porque iba borracho o porque se confundió y no se dio cuenta que ella no quería.

Esta cultura de la violación que impregna nuestra sociedad explica estas sentencias y, por tanto, es imperiosa la necesidad de cuestionar la visión hegemónica de la sexualidad patriarcal para poder avanzar en la igualdad y respeto mutuo en este ámbito.