Entre todos hay que levantar…

 Aquí se transcribe la intervención de Benigno Delmiro en el acto de celebración del XXV aniversario del Colectivo de Convergencia de Tarazona, el pasado día 5 de marzo. Llena de recuerdos, anécdotas y aventuras de hace 25 años.

El Colectivo de Convergencia de Tarazona empezó a perfilarse como grupo político en el otoño de 1985. El nombre creo que se me ocurrió a mí por vez primera, en una de aquellas reuniones que teníamos en la sede que nos prestaban los compañeros de Comisiones Obreras. Recuerdo que la propuesta fue apoyada de inmediato por Víctor Ruiz y por el tío Santas. Y tal denominación fue asumida por todos sin mayor problema, porque lo que pretendíamos era, en efecto: “consolidar una política de convergencia que uniese a todas las fuerzas de la izquierda en el estado español”. Y es de reseñar que este nombre de “Convergencia” vuelve a ser utilizado ahora por las llamadas, “Mesas de Convergencia”, con las que se intenta aglutinar de nuevo a las gentes de izquierda de toda España. Por lo demás, intentábamos humildemente plasmar en Tarazona, la consigna que resumía las propuestas de un PCE, liderado, a la sazón, por mi paisano de Asturias, Gerardo Iglesias, que aspiraba a la formación de un frente amplio de izquierdas: lo que acabaría tomando, poco después, el sobrenombre de Izquierda Unida, que perdura hasta hoy mismo.

El Colectivo de Convergencia dio la cara pronto con la publicación de un manifiesto avalado por nueve vecinos con el título de Enfermos… y en Tarazona,  en el que se analizaban y proponían las medidas oportunas para acabar con la lamentable situación sanitaria de la Comarca. Por entonces había que ir a Zaragoza hasta para hacerse radiografías. Tuvo tanto éxito aquella iniciativa, que nos obligó a organizar un acto público, un viernes 13 de diciembre de 1985, en el salón de sesiones del Ayuntamiento. Se inició una campaña pública de firmas, y conseguimos 1.700, que llevamos directamente, con entrevista y buenas palabras incluidas, al Director Provincial del INSALUD de Zaragoza. Todavía en la primavera de 1986, hubo que convocar una concentración de protesta en el Paseo de la Constitución ante la reducción de un pediatra, la inasistencia de algún especialista en las visitas semanales programadas y el incumplimiento de las promesas del INSALUD. En relación con esta concentración de centenares de vecinos, aún me resuenan en la cabeza las palabras del tío Santas cuando decía alborozado, y conteniendo las lágrimas por la emoción, que jamás había visto tanta gente en Tarazona reivindicando sus derechos con una protesta pública. Exigíamos la apertura inmediata de un Centro integral de Salud y nos comprometíamos a seguir luchando hasta conseguir especialistas, urgencias y un Hospital Comarcal, siempre con la idea de no tener que desplazarnos fuera de Tarazona excepto para las urgencias mayores.

El Colectivo de Convergencia de Tarazona trabajó incansablemente para conseguir el NO a la OTAN, en el referéndum del 12 de marzo de 1986. Fuimos pueblo a pueblo de la Comarca y, prácticamente, casa por casa, aportando argumentos en favor de la Paz y el Desarme. Resultaron memorables, entre otros muchos, los actos que celebramos en Torrellas y en El Buste, al que acudió todo el pueblo. De los casi siete millones de españoles que dijeron entonces NO a la OTAN, 2.300 éramos de Tarazona. Y tal vez no fuera casual que el Primero de Mayo de ese mismo año de 1986, estuviéramos en la manifestación más de 2.000 turiasonenses, en un día espléndido de primavera y de nuevo para sorpresa, ante tanta cantidad de gente reunida, del tío Santas y de los más viejos del lugar.

Con la música y la letra de la canción de Labordeta, titulada Entre todos hay que levantar, compusimos el lema de la campaña electoral de aquellas primeras elecciones en las que competía el Colectivo, el 10 de junio de 1987, con un muy trabajado Programa de Acción Municipal que constaba de cien medidas urgentes, que resumíamos en un tríptico histórico. En él, al referirse a ¿Quiénes somos?, se escribía:

Nuestra candidatura es un equipo de hombres y mujeres que han demostrado saber trabajar por Tarazona, sin protagonismos, con honradez y en muy diferentes campos: en Asociaciones de Padres, de Jóvenes, de Vecinos, en Comités de Empresa, en el deporte, en la información o la cultura, en la enseñanza o la sanidad (…)

   Hemos elaborado un programa y una candidatura con el mismo estilo con que venimos trabajando desde hace tiempo: estudiando los problemas y buscando las soluciones con seriedad y coherencia, dando información y participación a cuantos turiasonenses han querido, sin disputas de puestos ni imposiciones de Partido (…)

   Nos mueve el mismo interés que tuvimos en el tema de la sanidad y que gracias a todos supuso conseguir la ampliación del ambulatorio o el que tuvimos con ocasión del Referéndum de la OTAN, donde nuestro anhelo por la Paz nos hizo, junto con otros, pediros el NO, tras una amplia campaña de información y explicación. (…)

   Este ha sido, es y será nuestro interés y nuestra forma de trabajar: que el PUEBLO sea informado de todo lo que ocurre dentro del Ayuntamiento, que participe en las decisiones y que se organice y luche para conseguir sus derechos.

En aquella primera presentación electoral del Colectivo se optó por el color amarillo y, ya desde la primera noche de campaña, Tarazona apareció inundada de carteles, pancartas, gallardetes, folletos que generaron gran expectación por su abundancia y colocación en los lugares más estratégicos. Votó el 75,82 % del censo electoral, 6.596 personas, y el Colectivo de Convergencia de Tarazona-Izquierda Unida consiguió 916 votos, lo que suponía cerca del 14% de los votos. Y entraron en el Ayuntamiento dos concejales de izquierda que lidiaron como titanes en dos delegaciones hasta entonces malditas: Manolo Martínez se las ingenió con el Agua y José Luis Negredo, Chivis, peleó con la Basura hasta la extenuación, aparte las otras mil urgencias con las que los vecinos querían influir, a través de ellos, en las decisiones del Ayuntamiento. Por fin, muchos vecinos de Tarazona tuvieron por primera vez la sensación de que se contaba con ellos a la hora de decidir en los asuntos municipales.

            Así empezamos hace ya algo más de veinticinco años. Hemos sido coherentes con unas ideas que demuestran que no es lo mismo que gobiernen unos (los de derecha) u otros: los auténticamente de izquierdas. En momentos de crisis tan complicados como los que vive este país, con el recorte de derechos laborales y sociales, con la aplicación de políticas al dictado de los poderes financieros y con el deterioro en la calidad de nuestra democracia, hay que insistir en la importancia decisiva de los gobiernos municipales, porque ellos son los que acercan de verdad a los ciudadanos la capacidad de decidir sobre sus problemas cotidianos. Y cuanta más transparencia y proximidad a los vecinos mayor vigor tendrá el sistema democrático.

Cuando el Colectivo de Convergencia comenzó su andadura aún no existía ningún medio de comunicación escrito de información municipal ni comarcal. Nuestro boletín informativo, que todavía hoy conserva el título “Entre Todos Hay Que Levantar”,  se convirtió así en el primer medio escrito para que los vecinos se enterasen de todo lo que “se cocía” en su Ayuntamiento. A partir de ahí, y gracias sobre todo a la demanda de nuestro grupo, se creó el Periódico Municipal.

Ya no se trata tanto de que se cumpla el dicho de “pensar globalmente y actuar localmente”; sino, precisamente, del camino inverso: se necesitará más que nunca saber pensar desde lo local para incidir en lo global con mayor eficacia. Es el momento de devolver a cada pueblo la capacidad de solucionar sus problemas más acuciantes y proyectar su idiosincrasia en el concierto de las diversas culturas del entorno. Y quien no sea capaz de levantar una voz propia, distinta y coherente será transportado como el camarón que se duerme en la corriente turbulenta que agitan interesadamente poderosos y mandamases con el fin de oscurecer el protagonismo de lo comunitario en beneficio exclusivo de los explotadores.

El futuro de la democracia participativa y progresista a la que aspiramos y por la que trabajamos, se empieza a construir con una materia prima muy especial y, por desgracia, poco abundante: las personas comprometidas. Personas como las que durante toda la trayectoria del Colectivo de Convergencia habéis y hemos formado parte de este proyecto que, aunque, a veces, pueda parecer un recorrido inútil y sin futuro, mantiene abierto, a cada paso que conseguimos dar con no pocos esfuerzos, un camino hacia esa sociedad más justa que anhelamos. Hoy, que el Colectivo de Convergencia y el resto de fuerzas de la  izquierda alternativa no atraviesan por sus mejores momentos, es más importante todavía que esas personas comprometidas den un paso al frente y apoyen a nuestro grupo. Cuando los ataques neoconservadores son más feroces, es cuando las personas que nos sentimos de verdad de Izquierdas tenemos que volver a decir alto y claro que no pasarán por encima de nosotros y, si lo hacen, al menos, no lo harán con nuestros silencios cómplices o autocomplacientes. Hoy que los jóvenes están sufriendo los ataques más fuertes que se recuerdan a sus derechos sociales y a su futuro no pueden quedarse al margen como si la cosa no fuera con ellos. Porque tenemos la convicción de que hay otros modos de hacer las cosas, que no queremos renunciar a que la justicia sea una aspiración efectiva y permanente y que estamos dispuestos a vivir bajo otros valores que no sean los de la ganancia sin freno, la competitividad y el individualismo. Hoy,  como ya lo hicimos hace 25 años cuando decidimos formar parte del Colectivo de Convergencia, es urgente  tomar conciencia y actuar en consecuencia.

Y ya para acabar, permitidme un recuerdo cariñoso para todos los amigos que caminaron a nuestro lado, codo con codo, y que ya no podrán acompañarnos nunca más… entre ellos, los inolvidables: Angel Pérez, Mariano Villanueva, Crescencio Santas, Roberto y Alicia Marco (de Vera), Florián Barseló y Antonio Morales.

Salud Compañeros.