Un año más recordamos aquel 14 de abril que, de la mano de los ayuntamientos, se proclamó la II República. Fue el turno del pueblo frente a los caciques. La Constitución del 31 fue el primer ensayo europeo de un régimen socialdemocrático.

Lo hemos conmemorado siempre. A pesar de quienes nos consideraban unos nostálgicos, de quienes nos veían como unos románticos trasnochados, de quienes, incluso, nos miraban con recelo al considerarnos unos provocadores revanchistas.

A veces, incluso desde esa izquierda que hoy se proclama republicana convencida, se ha defendido la monarquía por considerar la Corona una institución más de las que consagra la Constitución.

Hoy los valores republicanos son más necesarios que nunca. La crisis ha dejado claro que es la estafa resultante del modelo económico capitalista. También está quedando claro que el bipartidismo, alentador de ese modelo, está afectado por demasiados casos en los que, por una parte, es evidente la falta de escrúpulos de algunos de sus dirigentes y, por otra, no aplican un riguroso código ético que aparte a los corruptos y les sitúe claramente ante la justicia. El llamado caso Bárcenas, hoy en sede judicial gracias a la querella interpuesta por Izquierda Unida, junto a otros y otras tramas (Gurtel, Pokemon, Palmarena, ERE’s, Matas, Pujol, Pallerols…) han puesto de manifiesto ante la opinión pública como actúan los empresarios que, a cambio de comisiones millonarias, hacen suculentos negocios.

Estas actuaciones, además de ayudar a la financiación ilegal de algunos partidos políticos, defraudan al conjunto de la ciudadanía y evaden capitales.

Entre el “festival” de las prácticas corruptas para un enriquecimiento ilícito está el caso Urdangarín que, junto con la imputación de la Infanta, ha conseguido, llevar a la Monarquía a una situación muy difícil. El caso Noos ha coincidido, también, con el conocimiento que ha tenido la ciudadanía española de comportamientos nada ejemplares de la vida privada del Monarca, relación comercial incluida, y de la existencia de cuentas de la familia real en bancos suizos.

Todas ellas, junto a la crisis que se lleva por delante derechos, empleo, servicios públicos y que socava la democracia, son evidentes muestras de que el régimen que salió tras la dictadura está superado. Nos encontramos ante una crisis del régimen, con Rey incluido, que salió de la transición. Es necesario un nuevo proceso constituyente claramente republicano. Es momento de redoblar esfuerzos de movilización política y de construcción de alternativas y los valores republicanos lo son.

El republicanismo no es pasado, aparece hoy como un valor social emergente. El republicanismo es pensamiento político y opción ideológica. No es utopía.

El primer fundamento del republicanismo se basa en el desarrollo de los derechos ciudadanos básicos de Libertad, Igualdad y Fraternidad. Libertad desde el concepto de garantizar las condiciones materiales para que la persona tenga autonomía. Igualdad desde la extensión de derechos a todas las personas y Fraternidad desde el concepto de solidaridad y conciencia de clase. La libertad, igualdad y fraternidad constitucionalizan a las personas, no pueden ser mercantilizadas, ni se compran ni se venden. El republicanismo democrático significa universalizar para todos y todas la libertad.

El segundo consiste en un orden social dependiente de la responsabilidad ciudadana, que rompa el secuestro de lo político en el actual sistema de representación y que impida la fractura entre representantes y representados. El republicanismo cívico, enlaza con lo más innovador de nuestra sociedad actual porque impugna el actual modelo social y económico.

Necesitamos un nuevo renacimiento de la democracia. Un nuevo renacimiento cuyo fin es la repolitización de la sociedad. Republicanismo como compromiso ético por el interés de todos y todas. Recuperar el derecho y deber de estar informado y la confianza en la acción colectiva para cambiar las cosas.

La lucha por la República es un modo de materializar nuestro convencimiento por otro mundo posible. Es nuestro compromiso alternativo y transformador.