IU Aragón reitera, con motivo de la celebración del Día Mundial del Agua, la importancia de este recurso por su repercusión e incidencia desde el punto de vista ambiental, así como desde el económico, social, sanitario y cultural. Izquierda Unida reclama una gestión responsable, social y sostenible de todos los recursos hídricos. “Con esta exigencia, nos sumamos a la celebración del Día Mundial del Agua reclamando el derecho humano universal al agua y reivindicando un modelo de gestión del agua pública y transparente, con participación social, que garantice el servicio público de abastecimiento y saneamiento de agua y que promueva el uso eficiente de un recurso que debe ser absolutamente público”, señala el Coordinador de IU Aragón y Responsable Federal de Agua y Políticas Energéticas de IU, Adolfo Barrena.

En este sentido, Izquierda Unida reclama a las administraciones públicas que garanticen a la ciudadanía el derecho al agua y al saneamiento, a través de servicios públicos eficientes y de calidad e incorporando a la gestión del ciclo integral del agua criterios ambientales, sociales y económicos. Este año, IU hace especial hincapié en la depuración del agua que vertemos a nuestros ríos.

En el caso de Aragón, “el Plan actual se cae, las depuradoras están sobredimensionadas, los métodos de depuración son cuestionables, y el canon que pagamos por depurar es excesivo”, asevera el portavoz de Medio Ambiente de IU en las Cortes, Miguel Aso, para añadir que “la paralización del plan de depuración es una mala noticia para la calidad de aguas de nuestros ríos y para los municipios, que verán retrasados la puesta en marcha de las depuradoras incluso haciendo frente al pago y, a su vez, el empleo que se genera tanto en la construcción de las mismas como en la gestión posterior de ellas”.

“Nos oponemos, con rotundidad, a las iniciativas que buscan la privatización del agua, tanto en las fases de abastecimiento como de saneamiento y depuración, y denunciamos la mercantilización que las políticas liberales están promoviendo en relación con el agua”, reitera Aso. “Esa incorporación de los criterios de mercado a la gestión del agua buscan el beneficio económico antes que el interés general y ello es inaceptable con un recurso que debe ser totalmente público y protegido de intereses especulativos”, añade.

Aso también incide en las afecciones al medio ambiente y a la calidad de las aguas subterráneas que conlleva la práctica del fracking, una técnica ya conocida por contaminación atmosférica y de acuíferos. “Estamos preocupados porque tanto en Aragón como en el conjunto del Estado se están dando pasos para la aprobación de leyes que permitan el uso de la fractura hidráulica para la extracción de gas”, apunta. “En Izquierda Unida –continua- proponemos una profunda reflexión sobre la política de aguas y sus numerosas amenazas en nuestro territorio, nos negamos a su privatización y al empleo de técnicas tan negativas para la conservación del medio y de sus habitantes como la fractura hidráulica y, al mismo tiempo que reclamamos justicia y solidaridad para los países que están aún lejos de cubrir sus necesidades más básicas de abastecimiento, depuración y salubridad del agua”.

Izquierda Unida, tal y como se expresa en su programa político, exige la propiedad pública y la gestión pública del agua, reivindica la accesibilidad de todas las personas al agua en condiciones que garanticen su saneamiento, posibiliten su reutilización y que pongan a disposición de las personas un mínimo de 50 litros por día. Para Adolfo Barrena, “ello sólo es posible si se mantiene el recurso bajo control público, se impide la privatización y se aplica una política tarifaria progresiva que tenga en cuenta los usos dados al agua, el nivel socioeconómico de la ciudadanía usuaria, que grave los usos suntuarios y que reconozca los usos racionales y eficientes”.

En este día Mundial del Agua, Izquierda Unida reclama que España se adhiera a la recomendación de Naciones Unidas en la que se reconoce el acceso al agua potable y al saneamiento, como un derecho humano esencial para el disfrute de la vida y de todos los derechos humanos y que, en consecuencia actúe para ayudar a que toda la ciudadanía, especialmente la de los países que aún no se han desarrollado y aquella que el sistema capitalista ha obligado a vivir en asentamientos infrahumanos en las grandes ciudades, tenga acceso al agua potable y en condiciones sanitarias que protejan la salud y la vida.