La Asamblea Local de Izquierda Unida aprobó ayer por unanimidad rechazar el hermanamiento de Teruel con la ciudad rumana de Curtea de Arges, cuyo inicio de expediente ha sido aprobado por la Junta de Gobierno Local.

El hermanamiento se va a realizar para conseguir fondos de la Unión Europea y destinarlos a rehabilitar la iglesia de San Miguel, que fue cedida en 2010 a la “Asociación Rumana-Española San Nichifor el Confesor” para su uso como templo ortodoxo y centro multicultural. Aunque el añadido “multicultural” siempre nos ha parecido un justificante para quitarle peso al uso religioso, que parece el principal.

La asociación se comprometió a sufragar por su cuenta la rehabilitación de la iglesia de San Miguel y nosotros la cedíamos durante 90 años. Pero ahora se inventan un hermanamiento para no poner un euro en el arreglo.

En el mejor de los casos, lo pagamos a medias. Pero dado que el edificio se encuentra en Teruel, a todos los efectos, ante la Unión Europea, contaría como una subvención a Teruel, limitando las posibilidades de otras  subvenciones futuras.

La iglesia de San Miguel es un edificio privilegiado para albergar usos públicos de interés para todos los ciudadanos, como sería una infraestructura cultural: uno de los museos a los que aspiramos, un auditorio, una sala de exposiciones, etc.

El hecho de que ahora no se disponga de financiación para su restauración no quiere decir que tengamos  que ceder la propiedad a un colectivo determinado, durante casi un siglo, para un uso como el religioso, en el que el Ayuntamiento no debería intervenir.

No hay que olvidar que en la ciudad hay otras confesiones religiosas, como Testigos de Jehová, Evangelistas o Musulmanes, que en su día comprendieron que no es función de un estado laico facilitar locales para el culto y se instalaron por sus propios medios donde creyeron conveniente, como debe de ser.

Es por ello que Izquierda Unida votará en contra de este hermanamiento fundado en intereses particulares.