Cambiar Sabiñánigo reprocha públicamente al Equipo de Gobierno del consistorio serrablés su falta de sensibilidad hacia nuestros vecinos y vecinas y su falta de responsabilidad medioambiental al decidir unilateralmente sustituir por cemento y baldosas el jardín municipal situado delante del Auditorio La Colina.

Resulta incomprensible que un espacio público que da acceso a edificios emblemáticos como el Auditorio la Colina y la Biblioteca Municipal “Rosa Regás”, vea supeditado su diseño urbanístico a la colocación, durante cuatro días al año, de la carpa Interpeñas.

En las fiestas de Santiago del 2106 el Equipo de Gobierno ya decidió ubicarla en este espacio sin valorar el impacto negativo que tendría sobre los jardines allí situados y sobre el necesario descanso de los vecinos. Ahora, no solo persiste en el error, sino que lo agrava eliminado esta zona verde y desoyendo las quejas de los ciudadanos afectados por la contaminación acústica que provoca el evento festivo.

Cambiar Sabiñánigo considera que este tipo de eventos debería realizarse en alguna de las otras zonas urbanas que, sin dejar de ser céntricas, sí evitarían que la convivencia ciudadana se continuase viendo afectada negativamente, e incluso permitirían mejorar la oferta de ocio. Nuestra ciudad no puede permitirse el lujo de soportar durante más tiempo la política urbanística de parcheo, cortoplacista y mediocre del actual Equipo de Gobierno. Una política que durante el último lustro ha sido incapaz de ofrecer medidas que den solución de forma urgente a las necesidades y deficiencias a los que nuestra ciudad se enfrenta.

Desoír las quejas de los vecinos, arrasar un espacio verde, no informar a los portavoces de los grupos políticos municipales, evitar su paso por la comisión de urbanismo: una nueva falta de respeto hacia nuestros ciudadanos causada por una filosofía política a la que hay que poner punto y final. Urge un giro político que permita diseñar un plan integral de rehabilitación de nuestra ciudad en el que se priorice la recuperación de espacios públicos para la convivencia y el ocio; un plan que suponga una apuesta clara por medios de transporte alternativos al vehículo privado; un plan que potencie nuestros espacios verdes y su integración en el casco urbano; un plan –en definitiva– exigente con el cumplimiento de las normas urbanísticas y beligerante con la contaminación en todas sus variantes.