El pasado mes de febrero, en concreto, el día 19, el Consejo Sectorial de Comercio, aprobó cuales serían los días festivos de apertura en 2014.  Esos días festivos en los que se autoriza a abrir a las grandes superficies y que cada año son más numerosos. Esta es una de las muchas decisiones políticas que favorecen a los grandes, y con las que los pequeños no pueden sino adaptarse a la situación, a costa de muchas horas de la trabajadora autónoma o asalariada, del trabajador autónomo o asalariado. A costa de que ellas y ellos no puedan sumar nunca jamás dos días festivos consecutivos.

Nos convocan para atender una solicitud de modificación de ese calendario. Esa solicitud es, nada más y nada menos, que de Mercadona, sorprendentemente afiliado a la Asociación de Comerciantes, que es quien la traslada a este Ayuntamiento.  Hasta allí, soy capaz de hacer un ejercicio de buenísmo, y comprender que la asociación no puede sino tramitar la solicitud de uno de sus socios. Claro que otra cosa es apoyarla, y con tanta convicción que si hay que romper un acuerdo ya tomado y cerrado pocos días atrás, pues se rompe.  Y, por supuesto, y sobre todo, otra cosa es que el PP la “admita a trámite” y convoque un nuevo consejo sectorial para dar cumplimiento a esos deseos de Mercadona que, con la Asociación de intermediaria y al alimón, hacen suyos. Una maniobra irrespetuosa con el resto de miembros del consejo y tan extraña que ni siquiera su socio de gobierno apoya.

Cierre de comercios. Pedro Carrero. 101138Defender el pequeño comercio es fácil. Hay muchas razones para ello, al menos, en Izquierda Unida tenemos unas cuantas: fortalece la economía local, los mercados locales, la producción local. Da vida a los barrios, da vida al centro. Las tiendas son santuarios de relaciones sociales, de vecindad. Representa muchas cosas que nos parecen tan positivas como imprescindibles para una sociedad sana, viva, amable, sostenible. Frente a eso, el avance de los grandes centros comerciales despoja a ese simple acontecimiento de abastecernos de lo que necesitamos de casi todas esas cosas y lo convierte en otra bien distinta. Puede parecer esta una visión romántica del asunto, pero no lo es; es sociológica y es también económica. Un puesto de trabajo en una gran superficie equivale a siete en el pequeño comercio. Por cada 12 euros invertidos en los mercados locales, se generan 30 euros de actividad económica en su entorno, mientras que 12 euros invertidos en la gran distribución sólo generan 16 que por lo general viajan fuera. Así  que lo dicho, motivos nos sobran para defender el pequeño comercio y los mercados locales con todas nuestras fuerzas. Por ello nos oponemos a más días festivos de apertura, a las políticas que favorecen más y más grandes superficies y centros comerciales, y defendemos las alianzas entre pequeños para poder resistir y no sucumbir frente a los grandes, tan grandes como Mercadona. Y pensábamos que una asociación de comerciantes era una alianza entre pequeños…

Pero Mercadona Rex todo lo puede. Su religión, la de la ley del más fuerte, cobra adeptos ahí donde va. Mande quien mande. Convirtió al PSOE, que modificó Planes Generales de Ordenación Urbana para que sus grandes superficies se camuflen de medianas y puedan estar en el casco urbano sin problema alguno. El PP confirma sin rubor su fe ya relatada por el apóstol Bárcenas,  cambiando acuerdos ya tomados y cerrados sin pestañear. El pequeño comerciante, ora et labora en silencio mientras espera la salvación de su alma, encomendando su fútil destino a la santa cofradía comercial. Si este es adverso, será culpa de la peatonalización.

Pilar Novales Estallo.

Concejala de IU en el Ayuntamiento de Huesca