Pese a que muchos nos atribuyen a la gente de izquierdas estar acabando con la Monarquía, es justo decir la verdad, y reconocer que nosotros apenas hecho nada para que la IIIª República esté cada vez más cerca.

Charlas, exposiciones, debates… Actos en los que unos pocos conmemoramos cada año el nacimiento de la República en España surgida de las urnas democráticas un 14 de abril de 1931.  Actos culturales, históricos y reivindicativos que, lamentablemente, han pasado casi desapercibidos hasta ahora.

Atribuirnos a nosotros ese mérito ahora sería injusto y vanidoso por nuestra parte. Si la Monarquía se tambalea, que se tambalea, lo está haciendo ella solita.  La mar de bien, eso sí.

Durante años hemos oído rumores de todo tipo respecto a los negocios del Rey, a sus amigas, a sus supuestos hijos desconocidos, a sus escapadas… Muchos hemos conocido a periodistas o funcionarios cercanos que han contado chismes que nadie se atrevía a publicar.  Pero todos lo sabían. El veto y la censura han sido vergonzosamente absolutos durante años. Y muy a su pesar, y gracias a ellos mismos, la burbuja de cristal que les protegía se ha roto.

De los asuntos del corazón sólo me preocupa la hipocresía vivida. Lo verdaderamente importante es la corrupción, el dinero público saqueado, el engaño y el fraude. Las posibles comisiones ilegalmente percibidas, los tratos y acuerdos interesados, los apoyos vergonzantes a dictaduras que se llamaban “hermanas” de nuestros monarcas…  Cada vez con más descaro, más desfachatez y cinismo,  más chabacanos y vulgares.  Y mientras tanto, la sociedad española cada vez más pobre y con más dificultades.

Ellos solos se han buscado el escándalo y el rechazo de una gran parte de los españoles. Muchos de ellos, habían confiado en su sentido de la responsabilidad y el deber con España. La mayoría, incluso orgullosos.  Ahora, cada vez más, están abochornados.

Por eso, y aunque me encantaría que los que siempre hemos defendido la República como forma de gobierno en un país democrático fuéramos los verdaderos artífices del cambio, tenemos que reconocer que la realidad es que Lo Real se está consumiendo por sí mismo.

Y mientras la Monarquía termina de caerse, sigamos trabajando por levantar un país hundido por la codicia, la mezquindad y los errores de nuestros gobernantes.

 

Amor Pascual Carceller, Coordinadora de IU Teruel