La privatización de los servicios que garantizan derechos básicos solo acarrea un aumento de los costes para los usuarios, obstáculos a menudo insalvables para la universalidad de su acceso ; degradación de su calidad, eso sí, garantizando a sus gestores privados pingües beneficios.
El servicio público no es algo que existe naturalmente. Emana de la voluntad política. En nuestra sociedad, para que haya servicio público se necesita que una autoridad pública (local, regional, nacional) decida asumir la responsabilidad de desarrollar una serie de actividades sociales. Deben ser características del servicio público la igualdad de acceso, prestación y calidad; la universalidad y continuidad; los precios públicos desligados del coste del servicio y la adaptabilidad a las necesidades de la población y a los cambios tecnológicos.
El servicio público representa una conquista para los el conjunto de la sociedad y la posibilidad de otra economía fundada sobre las personas y sus necesidades sociales y no sobre el beneficio.
La “Constitución Europea” ahonda en subordinar los Servicios Públicos a los principios de la economía capitalista. Por ejemplo el Art. III-166 afirma que las empresas que ofrecen servicios de interés general están supeditadas a las reglas de la competencia.
La decisión sobre cómo queremos que sean gestionados los Servicios Públicos en España es una cuestión meramente política, cuyo resultado se decidirá sólo por la relación de fuerzas entre la ciudadanía y los intereses privados que quieren sacar provecho de la mercantilización de los bienes comunes.
En Calatayud, en el momento actual, amén de lo que nos afectan las privatizaciones y recortes de carácter estatal (agua, educación, sanidad, servicios sociales, televisión pública, transportes,…), el ayuntamiento está llevando al pie de la letra de instrucciones de desmantelamiento de numerosos servicios. Sirvan como ejemplo los ofrecidos por el equipo de Servicios Sociales, la gestión del centro de juventud, de la ludoteca municipal, la reciente licitación del sistema y mantenimiento de alumbrado público que denunciamos en su día,…y, lo más reciente: la prestación de servicios de alimentación en la residencia municipal San Íñigo de Calatayud. Poco a poco los servicios municipales van recayendo en manos privadas descomponiendo el sentido de lo público.
Desde Izquierda Unida de Calatayud proponemos una reflexión profunda sobre lo que suponen estas continuas privatizaciones y llamamos a las gentes de la comarca a manifestar su negativa a perder lo que les pertenece.

Isabel Ferruz