Si tuviera un momento para charlar con cada persona que habita este territorio, además de escuchar y anotar sus preocupaciones, me gustaría decirle que, si salimos de nuestra zona de confort, si nos aliamos y movilizamos, el 2020 puede ser mejor que el 2019.

Lo que extraigo de las conversaciones con la gente que está dando la pelea en su ámbito es que la falsa sensación de estabilidad es un contexto perfecto para que laminen nuestros derechos. No hay nada peor que la autocomplacencia.

Quienes os rebeláis ante las injusticias y trabajáis para superarlas movilizándoos, bien sea por las pensiones, ante la emergencia climática, en defensa de las montañas, por una radio televisión públicas de calidad, por la dignidad en el empleo o la igualdad real y sin violencias, por la salud universal, por la solidaridad o la memoria…, sabéis que luchar puede ser a veces frustrante, pero siempre da frutos.

Desde IU, allá donde estamos presentes, tenemos claro que formamos parte de esa movilización que ha de llegar también a las instituciones.

En 2019 IU revalidó con fuerza una opción política, a mi juicio, valiente: mantenerse haciendo oposición al Gobierno de Aragón de PSOE-Podemos-CHA-PAR, para empujar sus políticas más allá de sus límites, siempre por la izquierda, algo que implica estar alerta y tratar de impedir que el gobierno caiga en la tentación de esconderse tras la estabilidad o la centralidad para no desplegar políticas claras de defensa de los y las trabajadoras y el medio ambiente, o tienda al conformismo.

No se trata sólo, como hace la derecha, de señalar sus contradicciones, que las tiene, nuestra acción política va a seguir siendo este 2020 la de la propuesta, siempre para mejorar los servicios públicos. Ante un futuro contexto económico plagado de incertidumbres, va a ser fundamental una voz que, en los momentos claves, diga en favor de quién si y de quién no hay que enfocar las políticas.

Políticas que pasan por redistribuir la riqueza para que las familias tengan mejores condiciones de vida. Eso se traduce en mejorar nuestra educación, acabando con los centros en desventaja, y rebajando horas lectivas para invertir el resto en atención y calidad; recuperar servicios externalizados en sanidad e incrementando la acción preventiva frente a la medicalización; garantizando que en Aragón no haya listas de espera en Dependencia; legislando contra la precariedad o la brecha salarial.

Políticas que exigen huir de miradas cortoplacistas para hacer un Aragón distinto: sostenible, solidario, vertebrado, con derechos e igualdad, más allá de macromataderos o nuevas pistas de esquí.

Ese es nuestro compromiso y esperamos, tanto en Madrid como aquí, que dentro de un año podamos decir que hemos avanzado.

Este 2020 puede traernos más derechos, más bienestar social, más solidaridad… pero sólo si entre todas y todos nos organizamos y nos movilizamos. No hay predicciones que valgan si no actuamos.