Desde noviembre de 2011, cuando se celebraron las elecciones generales que otorgaron al PP la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados, la ciudadanía española no ha podido expresar su frustración en las urnas; sí que lo ha hecho, de forma tajante, en las calles. Sin embargo, el PP, tanto en Madrid como en el resto de lugares donde gobierna, incluidos Aragón y Huesca, se ha mostrado absolutamente insensible al clamor ciudadano y ha seguido perpetrando una política miserable que ha desmantelado el poco Estado de Bienestar que habíamos ido construyendo entre todos, dejando a millones de personas totalmente desprotegidas.

En una democracia representativa, a la ciudadanía solo se la tiene en cuenta en los procesos electorales. Es algo que hay que cambiar: la democracia se construye y se participa todos los días. No obstante, a día de hoy, tal y como están las cosas, se nos presenta la ocasión de poder decirle a quienes se acomodan en el poder y hacen y deshacen a su antojo, que estamos hartos de sus políticas y de sus modos de gobernar. Es el momento para que la ciudadanía levante su voz y zarandee el viejo edificio de un sistema que todos percibimos en ruinas, pero que aún mantiene su fachada y, por lo tanto, una aparente solidez. Es preciso desenmascarar esa realidad ficticia y, para ello, vamos a utilizar el arma del voto, generalmente descafeinada, en nuestro favor. Hay que darle al régimen bipartidista el empujón definitivo que lo derrumbe; solo así será posible empezar a construir un nuevo modelo social y político.

Llegan las elecciones europeas y no van a poder mirar a otro lado. Unas elecciones que se celebran en un momento y un contexto que permiten reivindicar su importancia. Europa no está tan lejos: lo hemos podido comprobar leyendo los periódicos u oyendo los informativos. La política que ha dictado la Troika, compuesta por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, es directamente responsable de la situación de penuria que padecemos la inmensa mayoría. A sus directrices han respondido con una docilidad insultante tanto el anterior gobierno socialista como el actual del PP; la consecuencia más humillante ha sido la consagración constitucional de la primacía de los intereses económicos de unos pocos sobre los derechos sociales básicos de la mayoría. La reforma constitucional del artículo 135 quedará en los libros de Historia como uno de esos momentos de los que un país se avergüenza.

Pero para que el empujón sea contundente es imprescindible ofrecer a los ciudadanos la herramienta adecuada, el instrumento preciso que golpee en aquello en lo que el sistema se considera intocable: el bipartidismo inmutable, garante de “su” estabilidad. Es decir, hay que consolidar una Alternativa que sepa actuar también en lo electoral, agrupando el voto descontento y, sobre todo, el voto de quienes piensan que las cosas pueden hacerse de otro modo; e incorporando a los que consideran que su voto no vale nada, que nada va a cambiar. Que nadie se equivoque: hay Alternativa a las políticas sociales, económicas, institucionales que nos imponen. Y desde las instituciones, con una representación importante, es posible cambiarlas y actuar a favor de la inmensa mayoría.

La ciudadanía lo ha comprendido y, por eso, exige que las organizaciones alternativas, las que se reclaman de la izquierda transformadora, se unan en una candidatura que sume fuerzas y esperanzas. En ese sentido, diversas iniciativas con diferentes orígenes (Foro Cívico, Mesas de Convergencia, de alguna forma Podemos) representan ese anhelo de unidad, de superación de viejas estrategias partidistas.

En Aragón, en las elecciones generales hubo un primer experimento que supo llevar a Madrid la voz de La Izquierda de Aragón: la iniciativa social, CHA e Izquierda Unida fueron capaces de entenderse para ofrecer un instrumento único de cambio. Sería un nuevo paso adelante en la convergencia poder presentar, para las elecciones europeas, una candidatura de la Izquierda de Aragón. Por eso, Izquierda Unida ha hecho un llamamiento a la iniciativa social y a CHA para que, si es posible, seamos capaces otra vez de sumar fuerzas y derribar el estrecho marco que nos constriñe y nos impide construir un futuro mejor.

Cada persona es necesaria, con su presencia en la calle, con su voto en la urna. Porque hay Alternativa y esta solo será posible con el empuje de todos y todas.

Luis Arduña Lapetra, Coordinador Comarcal de IU Huesca-La Hoya