Un país en el que rociar a una mujer con gasolina, quemarla viva, que pase a engrosar la lista de asesinatos y que en las noticias ocupe menos tiempo que el deporte, es un país miserable.
En ese país vivo yo.
Un país en el que agredir sexualmente a una joven de 19 años en unas fiestas populares, se haga apología de “si es que va provocando” en una de las redes sociales más conocidas, haya cientos denuncias al respecto y, dicha red social, no considere que infringe las normas de contenido sensible, es un país cómplice. En ese país vivo yo.
Este país, en el que yo vivo, el machismo asesina a cuatro mujeres en cinco días. A más de treinta en seis meses, a más de setecientas en una década. En el país en el que yo vivo, se agrede a las mujeres. Se asesinan mujeres.
Pero en el país en el que yo vivo, también se utiliza el cuerpo de la mujer como reclamo para incrementar las ventas. Así, se hace fundamental para algunas empresas, utilizar la imagen de una mujer desnuda o semidesnuda para la venta de gafas graduadas, el coche de última moda, ese perfume “para él” o para promocionar un concurso de tapas.
Un país en el que un tertuliano deportivo realiza estas declaraciones “un guantazo a tu mujer con dos copas no es agresión ni es nada”, y no se toman medidas legales contra él. Es un país tolerante con el maltrato hacia las mujeres. En ese país vivo yo.
En este país se suprime a golpe de mayoría absoluta asignaturas como Educación para la Ciudadanía en la enseñanza obligatoria. Con ello se suprime la educación en el respeto y la igualdad, en el abordaje por acabar con los estereotipos de género y se intensifica la educación en valores patriarcales en el que la mujer nace con el único objetivo de satisfacer y estar sometida al hombre y perpetuar la especie. La especie del opresor y la oprimida. La especie de la violencia hacia las mujeres. En este país vivo yo.
En el país en el que vivo, las mujeres cobramos 22% menos que los hombres por hacer el mismo trabajo. La Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género no recoge todos los supuestos de violencia por cuestiones de género, únicamente los que ocurren en el entorno de la pareja o expareja.
Al país que yo vivo la ONU le saca los colores y emite un informe en el que recoge que “En España las medidas de austeridad introducidas en respuesta a la crisis económica han tenido un impacto grave y desproporcionado en las mujeres”, reprocha al Gobierno que “las políticas de austeridad han relegado a muchas mujeres a los tradicionales roles de subordinación y han empeorado su situación en la vida económica, social y política” (informe presentado por la CEDAW el 17 de junio de 2015 en Ginebra). Aunque quizá, como el informe está escrito en inglés, es posible que no lo haya entendido bien el presidente del país en el que vivo.
Aquí donde yo vivo, en mi país, no sólo se tolera sino que provoca risitas que representantes institucionales realicen comentarios machistas, sexistas, denigrantes y degradantes al respecto de las mujeres, o insinúen la invención de denuncias sobre violencia machista.
Resulta que, en el país en el que yo vivo, las mujeres somos cosificadas, excluidas, maltratadas, legisladas, acosadas, estereotipadas, prejuiciadas, discriminadas, marginadas, golpeadas, invisibilizadas, quemadas, violadas, asesinadas.
El patriarcado perpetúa, el machismo ejecuta, el Gobierno calla.
En el país en el que yo vivo corres el riesgo de dejar de hacerlo si eres mujer.
Paloma Lafuente, responsable de Políticas Sociales e Igualdad de IU Aragón