En ocasiones, las estrategias se convierten en torpezas que ofrecen la posibilidad de conocer el verdadero rostro de algunos políticos, esa faceta que no les gustaría tener que enseñar. Y aunque es obvio que el Anteproyecto de Ley de Gallardón no es una simple torpeza sino que es fruto de unas arcaicas convicciones, lo cierto es que nos ha permitido ver no sólo su verdadero rostro sino también el de algunas de sus compañeras de partido, como Ana Alós, alcaldesa de esta ciudad. Porque, claro, de Ana Alós hasta ahora conocíamos su lado neoliberal, defendido sin aspavientos pero con contundencia: recortes en educación, reforma laboral, recortes en sanidad, etc. Cuestiones todas ellas debatidas en el Pleno y siempre apoyadas por la alcaldesa. A esa defensa de lo que hacían los gobiernos de Rajoy y Rudi acompañaba la propia praxis neoliberal de Alós con medidas como la privatización del servicio de limpieza viaria (un ejemplo claro si hablamos en términos de política neoliberal, que no exclusiva del PP, como ya sabemos, dicho sea de paso).

Gallardón le ha dado la oportunidad a Ana Alós de mostrar también su corazoncito ultraconservador; y ella lo ha hecho, en su estilo, sin aspavientos pero con contundencia. Apoya, sin fisuras – así lo dijo en el último pleno –  el Anteproyecto de Ley del Aborto. Rubricó la defensa del mismo que hizo la concejala Marta Escartín, que, a su vez, desgranó uno por uno los antediluvianos y reaccionarios argumentos de Gallardón y manipuló, igual que él, la doctrina del Tribunal Constitucional.

Defensa cerrada, prietas las filas. Si hace falta renegar de los derechos de las mujeres, se reniega y punto.

Y si renegar y negar los derechos de las mujeres supone negarse a sí misma, como mujer,  la capacidad de tomar sus propias decisiones sobre su propio cuerpo y su propia vida, mientras que, a la vez, como alcaldesa, toma decisiones cada día, nada más y nada menos que para toda una ciudad (inexplicable paradoja), pues se reniega y punto. Pero, ¿de dónde cree acaso Ana Alós que ha salido la posibilidad de que hoy las mujeres podamos ser, por ejemplo, alcaldesas? Pues ha salido de las luchas feministas, de las luchas de las propias mujeres por reivindicar su espacio en todos los ámbitos de la sociedad, por reivindicar derechos tan básicos como decidir acerca de su maternidad, por  reivindicar tantas cosas que son todas lo mismo: porque es lo mismo, señora Alós, poder optar, poder decidir sobre lo que cada mujer quiere ser y quiere hacer en total libertad, en igualdad. Pero eso jamás lo reconocerá una mujer del PP.

Y si renegar y negar los derechos de las mujeres supone volver a la España en blanco y negro, con los viajes a Londres para las adineradas y el oprobio de la clandestinidad para las pobres, pues se reniega y punto. ¿Sabe la alcaldesa a cuántas mujeres va a abocar a poner su vida en peligro? Seguramente, sí. Pero eso tampoco lo reconocerá jamás una mujer del PP.

Demasiado olor a rancio. Una tonalidad ocre envuelve hoy la figura de Ana Alós. El color y el olor a derecha pura, a derecha oscura, la que no disimula su clasismo, la que no puede esconder su hipocresía. ¿La derecha de antes? ¿La derecha de ahora? No, la de siempre, que actualizó su sonrisa pero sigue frunciendo el ceño.

Pilar Novales Estallo

Portavoz grupo municipal IU – Ayuntamiento de Huesca