Cuando fracasa la política se viven situaciones como la de ayer en el parlamento catalán.

Queda demostrada la incapacidad política de Rajoy y del PP para resolver un problema político. La posición inmovilista del Gobierno de España ha ayudado a crear una posición que no tiene salida. El empecinamiento del PP en no negociar ni dialogar no es nuevo. La cuestión catalana no se va a resolver con medidas judiciales o policiales, sólo la negociación y la política pueden dar una salida.

Es conocido que desde Izquierda Unida defendemos una democracia plena en la que las consultas y los referéndums sean habituales y no un motivo de disputa. Creemos que es necesario hacer un referéndum en Cataluña. Nuestra posición también es conocida, defenderíamos un no a la independencia ya que no es nuestro modelo.

El régimen del 78 está agotado, creemos necesario un referéndum para elegir cómo queremos convivir. Nuestra propuesta en ese sentido también es clara: defendemos una república federal.

Nos entristece que se secuestre un debate tan profundo y convertirlo en una pelea de “patriotas” y “separatistas”. La utilización partidaria que se hizo ayer del parlamento catalán da como resultado una consulta que, si llega a realizarse, no va a servir de nada al no ajustarse en jurisprudencia. Un nuevo episodio en el que no se afronta el problema en su complejidad y se hace una demostración de fuerza partidista que no ayuda a resolver nada.

La templanza en política es un valor fundamental, la crispación no resolverá los problemas de la gente ni en Cataluña, ni en ninguna otra parte.