Cuando se une la ponzoña empresarial, la reforma laboral y la tiranía humana la fórmula química escuece y huele peor que la que compone la lejía.

No sé cuántas personas de las que estén leyendo estas líneas saben lo que pasa cuando la lejía es mezclada con otros productos de limpieza. Aquí una, que fue limpiadora durante varios años de su vida, sabe que la nube tóxica que provoca puede quemarte ojos, vías respiratorias y garganta.

Este lunes me he vuelto a reunir con los y las representantes sindicales del sector de limpieza y locales de la provincia de Zaragoza. Y, de nuevo, volví a visualizar esa nube tóxica.

Lo penoso es que, esta vez, envuelve a las casi 10.000 trabajadoras (¡claro! El sector de la limpieza contrata sobre todo mujeres, ya hablaremos de ello más tarde). Y me entran unas ganas terribles de decirles –corred todo lo rápido que podáis; huid lejos de aquí, os quieren quemar-.

Pero ellas son muy conscientes, saben mejor que yo lo que supone ser mujer, ser trabajadora y, además hacerlo, en el sector de la limpieza.

Porque resulta que en este país si eres mujer y tienes un empleo te gratifican con un 20,3% menos de salario respecto a tus compañeros hombres. Pero además, dentro del sector de la limpieza se suele contratar a mujeres, y la mayoría son contratos a tiempo parcial, que la crisis no da para que todo quisqui tenga empleo a tiempo completo. Así que, señoras, ya saben, ustedes a trabajar en precario que de siempre el hombre es el que debe traer el dinero a casa. O no. No sé. Da igual. Que quieren vivir bien señoras, ¡que ya vale de vivir por encima de nuestras posibilidades!

Con todo, la mugre empresarial tiene a bien decidir que todavía no es suficiente la explotación laboral a estas mujeres e intentan pasar a la escala de esclavizar directamente. Y dice la usura que las quieren limpiando nuestra mierda por menos dinero del que cobran. Que no firman el convenio. Que para eso está la reforma laboral, para poder lucrarse todavía más a costa de quiénes se parten el lomo limpiando la basura que generamos.

¿No les parece suficiente cobrar el salario mínimo? Así iría acorde lo que limpian con lo que cobran. Insensatas estas mujeres.

Son trabajadoras precarias, con trabajos duros y de mucho desgaste físico y, además, cobran salarios de miseria. Pero si algo les identifica de verdad es que son DIGNAS. Muy dignas y muy luchadoras. Y han decidido hacer lo que han hecho siempre, defender con uñas y dientes lo que es suyo. Y no van a quedarse quietas mientras les roban esos pocos euros de sus salarios que todavía les permitía llevar con dignidad el olor permanente de lejía en las manos y renovar el corsé, ya raído, que llevan en las lumbares para soportar jornadas extenuantes de limpiar la basura que generamos por encima de nuestras posibilidades.

Porque sí, es una pelea por un conflicto laboral, pero es una lucha de mujeres, porque va contra las ellas. Y a ellas no les asustan las nubes tóxicas.

Así que están hartas y han decidido sacar los guantes a pasear. Porque si hay que dar guantazos a explotadores, miserables, avaros que quieren lucrase a costa de manos ajadas por el salfumán y la fregona, los van a dar.

Y se van a plantar enfrente, con las muñecas doloridas de escurrir gamuzas, las lumbares engarrotadas de agachar el riñón y las rodillas hinchadas de subir y bajar escaleras. Pero cuando estén enfrente de quiénes pretenden tenerlas esclavas para limpiar la mierda de los demás se van a encontrar sonrisas de triunfo, miradas de coraje, batas con brazos remangados y guantes dispuestos a pelear por lo que es suyo, la dignidad con la que nacieron y que no piensan dejar que nadie se la robe.

El día 27 de enero saldrán a la calle, intuyo que sólo será el comienzo de esta dura pelea. Y muchas y muchos nos uniremos a ellas, porque si hay que dar guantazos a la tiranía y a la ponzoña, juntas somos más para limpiar tanta mugre. Eso sí, estén tranquilas las empresas y gestores de administraciones que las contratan, será un guantazo limpio. Que para eso contratan ustedes a verdaderas profesionales.

 

Paloma Lafuente Aranda, responsable de Políticas Sociales e Igualdad de IU Aragón