Hoy, en el 35 aniversario del Estatuto de Aragón, recordamos la necesidad de abrir un nuevo proceso constituyente que, entre otras cuestiones, garantice de forma real el ejercicio del autogobierno.

El Estatuto de 1982 fue el resultado de la Constitución de 1978  por lo que sufrió las consecuencias de las “dos velocidades”. A Aragón, a pesar de ser Comunidad Histórica, le tocó la vía lenta y “ese desequilibrio no lo hemos resuelto todavía, aunque la reforma de nuestro Estatuto de 2007 significó un importante avance que, por otra parte, los gobiernos de Iglesias, Rudi y Lambán no han hecho efectivo”, señala nuestro Coordinador General, Álvaro Sanz.

Además, el estatuto de Autonomía de Aragón, como todos los demás, sufren las consecuencias de no haberse desarrollado en 40 años el título VIII de la Constitución, lo que de facto supone un freno a las aspiraciones descentralizadoras. Muy al contrario, los sucesivos gobiernos centrales, y especialmente el de Rajoy, han acentuado, aprovechando la crisis, una deriva ‘recentralizadora’ que ataca el marco competencial de las Comunidades Autónomas, también de Aragón, y que según Sanz, “acaba por dejar sin valor cuestiones fundamentales como la financiación territorial, la garantía de derechos constitucionales como el derecho a techo o a trabajo, la autonomía municipal o el avance en materias básicas para el autogobierno como el derecho a decidir”.

Por ello, consideramos que es momento de ser valientes y hablar de nuevo proceso constituyente” y, para ello, situamos en primer lugar la necesidad de una nueva constitución que supere los equilibrios que impidieron la plena garantía de derechos individuales y territoriales que la actual no garantiza. “Un nuevo proceso constituyente que ‘federalice’ la realidad plurinacional, cultural e histórica de este país”, apunta el Coordinador.

En su opinión, “este nuevo proceso debe permitir una Constitución nueva que contemple y resuelva lo que no hizo, ni hace, la de 1978 que fue resultado de una fallida transición democrática”.

Hablar hoy de autogobierno es cuestionar el marco que lo limita y exigir uno nuevo, una nueva Constitución que garantice un sistema federal de competencias descentralizadas, con un claro adelgazamiento de la organización y estructura del Gobierno del Estado y elevando la capacidad de decisión y autonomía de las comunidades y de los ayuntamientos, e incluye que esa nueva Constitución debe acabar con esa “irregularidad democrática” que es la Monarquía.

“Si hablamos de lo que han supuesto hoy 35 años de Estatuto de Autonomía, debemos denunciar el freno al desarrollo autonómico que es el actual marco constitucional”, afirma Sanz para añadir que “nuestro Estatuto es insuficiente para el autogobierno en el actual marco constitucional”, a pesar de las mejoras introducidas en las sucesivas reformas en las que hemos aportado su trabajo y propuesta.

“Creemos que este aniversario debería ser un acto de reivindicación para impulsar una nueva Constitución que blindase el ejercicio pleno de derechos y abrirse las puertas a un nuevo país que, para nosotras y nosotros, debe ser federal y republicano”, concluye.