Hoy día 2 agradezco la sensatez de la multitud de personas que ayer en Cataluña impidieron, a pesar de la represión y las provocaciones, que lo que sin paliativos fue un ataque inusitado a la libertad se convirtiera en algo muchísimo más grave.

Las porras, y las pelotas de goma acabaron ayer por hacer insalvable la resolución del conflicto en Cataluña entre los interlocutores actuales y situaron el conflicto más allá de su dimensión territorial.

Ya no se trata de Cataluña. Ya no se trata del Govern y el PP. No se trata de un debate de cifras, número de papeletas, leyes o legitimidades, el único número cierto en todo esto es el de las personas heridas por la violencia, sin parangón en la historia de la democracia, desatada por el Gobierno.

Cuando digo que el problema trasciende lo hago porque todas las personas tenemos una responsabilidad con lo sucedido, fue nuestro gobierno el que elevó la tensión usando la violencia y es el PP y sus adláteres quienes, conscientemente o de forma absolutamente increíble (y hablo del PSOE), están contribuyendo o permitiendo el fortalecimiento de la lógica de vencedores y vencidos, la del “a por ellos”, la de la asfixiante exaltación de unos símbolos “nacionales” que parece encuentran su sentido únicamente cuando sirven para ser impuestos a sangre y fuego sobre el que sienten otros. Que nadie se equivoque, colocarse ahora del lado del PP y de Rajoy sirve y alimenta eso, no caben equidistancias.

Desde esa responsabilidad y apelando también a quienes sin ser catalanes ni ser independentistas consideramos que ese “marco de convivencia” del que tanto habla Rajoy es un traje que no encaja ya ni a porrazos en nuestra sociedad, creo que debemos ponernos a trabajar en un nuevo acuerdo de convivencia que sirva para estrechar lazos y blindar derechos económicos, sociales y culturales de todos los pueblos del estado español.

Sindicatos, organizaciones sociales y vecinales, por los derechos sociales… todas estamos llamadas a reclamar un nuevo gobierno para construir un nuevo país. Ayer Rajoy remató una España que ya estaba herida de muerte, es nuestra obligación darle sepultura y alumbrar una nueva de forma absolutamente democrática. Quienes prefieran seguir dando legitimidad y reconociendo el liderazgo del PP no pueden representar a todas esas personas que ayer se estremecían viendo cómo se aporreaba a una población pacífica mientras falange se manifestaba para jalearlo y apoyarlo.

Toca demostrar que España somos sus pueblos, como siempre, en la calle, somos más y nos toca hacer política empezando por echar a Rajoy y generar las condiciones para que entre todas sepamos volver a redefinir como queremos caminar juntas. Nuestra apuesta una España federal, solidaria, republicana y socialista.